Un sector del ejército decidió tomar el poder al considerar que el presidente islamista Recep
Tayyip Erdogan no "respetaba al pueblo" y por ello "debían recuperar la democracia" con la fuerza militar.
Los insurrectos se hicieron con el control de los puentes de
Bósforo, el
Aeropuerto Internacional Atatürk de Estambul y la
Televisión Pública Turca (
TRT) desde donde anunciaron que habían "tomado el control del país" y que "estaba aplicada la Ley marcial".
Erdogan, a través de una videollamada realizada a un canal privado, instó a "los ciudadanos a congregarse en las plazas y aeropuertos del país" para recuperar el control.
Civiles y policías salieron a las calles y mantuvieron largos enfrentamientos contra los militares golpistas. En
Estambul y
Ankara ocurrieron los puntos más fuertes de conflictos que incluyeron helicópteros disparando a manifestantes y cohetes lanzados contra edificios públicos.
Luego de varias horas de confusión, y tensión, el
Servicio de Inteligencia turco (MIT) anunció que "fracasó el golpe", aunque aclaró que aún quedaban algunos focos de resistencia por parte de los militares rebeldes.
Tras sobrevolar durante varias horas la zona, el presidente turco retornó durante la madrugada local a
Estambul donde fue recibido por una multitud que lo esperaba desde hacía varias horas.
En una improvisada conferencia de prensa brindada en el
Aeropuerto Ataturk,
Erdogan indicó que el levantamiento "fue disuelto" y anunció que aquellos militares que participaron del intento de golpe de Estado le dieron "una causa para purgar las Fuerzas Armadas".
"Estamos reasumiendo rápidamente el control de toda la situación", afirmó también el primer ministro,
Binali Yildirim, tras anunciar que varios de los golpistas habían sido detenidos.
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