Durante los JJOO de Río, los organismos internacionales -con el CMB a la cabeza- estuvieron con cuatro ojos atentos a los deslices de AIBA, principalmente en los malos fallos.
En su otro foco –que tenía que ver con el supuesto peligro de que los profesionales maten a un amateur- se dieron cuenta prontamente de que estaban equivocados.
La AIBA les dio tela para cortar en el primer rubro con sus malos fallos, que no llegaron a ser robos, menos tratándose de peleas de 3 rounds y con la paridad que había. Sin embargo les costó la limpieza de los jueces/árbitros 5 estrellas –los más perseguidos- durante ese torneo, aunque la mayoría pueden volver a actuar, ya no como 5 estrellas, ni como empleados de la entidad.
La cuestión fue que a la semana siguiente, el CMB tuvo fallos ejemplares, donde dieron justos triunfos a los visitantes, entre ellos a la Bonita Bermúdez sobre la mexicana Mariana "La Barbie" Juárez. Y el resto del boxeo profesional se alineó en tal sentido, sin ir más lejos con la victoria del "Pirata" Emanuel Peralta sobre Robert Guerrero, además de otros detalles halagüeños.
Se resaltó en la columna "Zamba de mi esperanza"La normalidad en boxeo es el descalabro, puntualmente en las dos cosas con que pensaban atacar a la AIBA: fallos e integridad física y salud de los púgiles.
Fue esta vez la FIB la protagonista, secundada por el CMB. Y no en USA ni en México, sino en Inglaterra, los maestros más antiguos en el arte de trampear.
La primera sucedió en una preliminar, una pelea poco relevante que los argentinos seguimos más por interés propio -por estar relacionarlo con el futuro de Omar Narvaes-, que por otra cosa, ya que era el semifondo de Golovkin-Brook.
Se trataba del título mundial gallo FIB entre ingleses: el campeón, Lee Haskins, vs el retador Nº 1, Stuart Hall, un veterano de 36 años (Narvaes tiene 40 y está 3º en el ránking. El 2º puesto está vacante).
El retador le dio, no digamos una paliza, pero sí superó con amplitud al campeón, sin discusiones. Sin embargo el fallo favoreció a Haskins insólitamente y en forma unánime.
Por un lado, buena noticia para Narvaes, porque en teoría peleará contra el peor de los dos. Pero por otro, es saber que de tener que hacerlo como visitante –casi seguro-, si no noquea, no habrá título. Si se roban entre ellos, qué se puede esperar contra un argentino.
Ésta es la FIB que hace bien los deberes y que cuestiona los malos fallos. Este es el ejemplo y el espejo en el que debiera mirarse la AIBA con los fallos. La transparencia misma.
¿Por qué no sale ahora el CMB a cuestionar a la FIB como hizo con AIBA? ¿O habrán visto Mauricio Sulaimán y compañía que Haskins ganó con justicia?
También se reflejó la problemática de los dos demonios en la columna "Freddy vs Jason",
El tema salud, incluido el déficit reglamentario, tuvo lugar en la pelea de Golovkin frente a un welter como Kell Brooks, que en un rapto de decencia la AMB tuvo el tino de no sancionar por considerarla inequivalente, después de tantos disparates que avala.
La sancionaron el CMB y la FIB, desconociendo que podía llegar a haber riesgo físico.
Los que más luchaban contra la regla de aprobar a los profesionales contra los amateurs por temor a graves consecuencias, no repararon en esto, como si el hecho de ser ambos profesionales eximiera de cargos y culpas, y justificara que alguien terminara en el hospital, como sucedió.
Mas no es ése el punto, porque el boxeo admite que si ambos tienen equivalencia en peso -como había-, es reglamentario, gane quien gane.
Nadie puede adelantarse a los acontecimientos, adivinar lo que va a pasar, o evitar desenlaces sorpresivos para el lado que fuese, ya que más de una vez pasa lo ilógico. Nadie tiene garantizado nada y hablar con el diario del lunes es de hipócritas.
El tema es que para eso hay que poner leyes sabias y saber cumplirlas. Y en el momento cumbre del match Golovkin-Brook, sobre el final, todo quedó en orsay.
Inéditamente, el rincón de Brook –inglés y local- subió hasta el borde del ring con la toalla en la mano en señal de abandono. Pero el árbitro jamaiquino Marlon Wright no lo vio y dejó seguir la pelea por varios segundos más.
Sépase que en la FIB y demás organismos internacionales no permiten tirar la toalla, como se hace en Argentina, porque consideran que eso trae el riesgo de que cualquiera se acerque a una esquina, la tome y la arroje, o que el propio rincón lo haga y luego lo niegue esgrimiendo que alguien lo hizo por él. Es atendible. Pasó alguna vez.
¿Pero qué pasa cuando el árbitro no ve la seña del rincón y deja seguir, como en este caso?
Es más; ¿qué hubiese pasado si en el ínterin, Brook metía una mano y noqueaba a Golovkin? ¿Qué estipula el reglamento para ese caso?
Seguramente hay allí un vacío legal, simplemente porque la regla es imperfecta.
Debiera convalidarse siempre la primera de las acciones, por orden de aparición, y convalidarse la toalla porque el abandono vino primero que el KO. Pero imagínese el revuelo que eso ocasionaría en un clima tan efervescente y localista, como lo era el de esta pelea hecha en Londres, si se perjudicaba al de la casa con tal decisión.
Pero hay una posibilidad peor: ¿qué pasaría si en esos segundos valiosos en los que el árbitro no ve la seña del rincón, y él tampoco la para, Golovkin metía un golpe fatal, que no sólo noqueaba, sino que producía algún daño irreversible a Brook?
De hecho, éste terminó con fractura del borde orbital del ojo derecho y una proscripción por 1 año para volver a combatir.
Así y todo, dos tarjetas tenían empate hasta ese momento, y la otra lo daba ganador a él. Insólito. Y peor aún, dos de los jueces le dieron a Brook el 1º asalto, cuando estuvo sentido, a punto de caer, de no haberse sujetado del kazajo.
Estas son las tarjetas y la prueba fehaciente de lo que puede determinarse como falta de idoneidad o de honestidad:
Ah; el rincón de Brook terminó haciendo la lógica, y como ordena el reglamento argentino -sin saberlo-, arrojó la toalla al ring. Recién allí el árbitro la vio y paró la lucha. Quizás será cuestión de hacer un mix en lo sucesivo, sin extremarse en una postura, ni desechar la otra. Tal vez en algunas cosas estamos más adelantados y de todos se aprenda algo.