Se habla mucho de los productos orgánicos, cada vez hay más ferias que los ofrecen y locales donde se puede conseguir. Pero siguen siendo más costosos que los alimentos de producción industrial y esto genera que se plantee la pregunta de si realmente hacen una diferencia para que valga la pena consumirlos.
Se entiende por producto orgánico a aquel que reúne una serie de condiciones relacionadas a sus componentes y a su forma de producción. No deben contener agroquímicos, aditivos, colorantes ni conservantes químicos. Tampoco ser genéticamente modificados. Deben estar elaborados de manera sustentable, esto quiere decir, respetando el medio ambiente y el ciclo de la vida.
En el caso de los productos de origen animal (lácteos, huevos, quesos, carnes) no se utilizan anabólicos, ni antibióticos ni hormonas, y los animales están alimentados con cereales orgánicos.
Según MAPO (Movimiento Argentino para la Producción Orgánica), “los alimentos mantienen sus propiedades naturales, vitaminas, minerales, azúcares y proteínas sin contaminantes ni conservantes, mejorando sus propiedades nutritivas y realzando el aroma, sabor y color de los alimentos”. Además, “los productos orgánicos se producen en armonía con la naturaleza, conservando la biodiversidad y los recursos naturales esenciales: el suelo, el agua y el aire, sin contaminarlos, generando una solución vital a los problemas ecológicos”.
Un producto natural no es sinónimo de orgánico. Para que sea orgánico debe tener una certificación regida por normativas internacionales y estándares de calidad. En el mundo, el consumo de estos productos viene creciendo debido a la preocupación de las personas por comer cada vez mejor y conocer de dónde provienen sus alimentos, cómo se cultivaron y de qué manera. “Hay más gente interesada en la cocina saludable y orgánica, en cuidarse y cuidar su salud -dice María Fernanda Shanti Lemos, creadora de Pachamama Orgánicos-. La ventaja más importante de consumir orgánico es, claramente, la salud. Las enfermedades degenerativas, la creciente intolerancia al gluten y muchas afecciones más están fuertemente asociadas al agregado de químicos tóxicos en la comida”.
Argentina es uno de los pocos países en el mundo que tiene una Ley Nacional Orgánica. Según MAPO, Organización No Gubernamental que asesoró al parlamento para la redacción de la actual Ley Nacional de la Producción Orgánica -Ley 25.127 promulgada en 1999-: “La producción orgánica y el consumo de sus productos crecen muy rápidamente a nivel mundial. En la actualidad hay alrededor de 31 millones de hectáreas manejadas orgánicamente en 120 países especialmente en naciones en vías de desarrollo y cuya producción se orienta hacia la exportación. Argentina está entre los primeros productores orgánicos del mundo”.
Quien cocina con productos orgánicos es denominado “biochef”, en referencia a quien tiene la conciencia de estar colaborando con el medio ambiente y con las familias de los productores que utilizan productos sanos. “Nuestros productos contienen mayor aporte nutricional, mantienen el sabor, el color y aroma original, previenen enfermedades y mejoran la calidad de vida. Además, ayudan a la preservación del medio ambiente y revitalizan las comunidades rurales”, explica María Fernanda.
En esta nota, la cocinera nos ofrece tres recetas realizadas con productos orgánicos, integrales y sin derivados de los animales. Algunos consejos que nos da para que nos salgan bien sus recetas: “El secreto para que las lentejas no se deshagan y conserven su piel es cocinarlas desde el principio en la cantidad justa de agua (2 dedos o 3cm de agua por sobre las lentejas) y no revolver”.
Para el risotto de quinoa y calabaza con leche de coco: “El secreto que tiene esta receta es que la calabaza tiene que estar tierna al momento de incorporarla al risotto, sin partecitas duras. Debería casi deshacerse. Si está tierna, no hace falta cortar en cubos. Al agregarla a la quinoa y la leche de coco, y al mezclar con cuchara de madera, se va a formar una crema”.
Desde que comenzó con este desafío, fue sumando recetas que combinan una buena nutrición con un sabor exquisito. “Los platos estrella son el pastel de papas con lentejas, el risotto de quinoa y calabaza con leche de coco, los pimientos rellenos con arroz yamaní, las salchichas vegetales de remolacha y garbanzos, los ñoquis de rúcula y papa o de calabaza”.
También hay postres, un ámbito poco explorado y difícil cuando se sale del molde del canon de la pastelería tradicional. “Tenemos apple crumble, chocotorta y tiramisú de nuez, todos sin harina ni lácteos. ¡Y nuestra granola con frutos secos y semillas, endulzada con dulce de leche vegano tiene club de fans!” En esta nota, Pachamama Orgánicos -www .pachamama organicos.com-, que funciona en CABA y distintas zonas del Gran Buenos Aires, comparte tres de sus recetas apropiadas para esta época del año