Después de agradecerle a su equipo y a su familia, el joven de 20 años levantó el trofeo. Y las lágrimas que se contuvieron no pudieron más. Hace diez años, Juan Martín Del Potro lloró de alegría en el Arthur Ashe Stadium. El mundo del tenis observó detenidamente por más de tres horas cómo el argentino entregaba toda su energía ante Roger Federer, líder del ranking en esa fecha, hasta quedar tendido en el suelo, agotado pero con un 3-6, 7-6, 4-6, 7-6 y 6-2.
Hasta entonces, el tandilense era señalado como promesa a pesar de un 2008 alucinante. En una temporada marcada en el circuito por los Juegos Olímpicos de Pekín, el gigante se llevaba cuatro títulos consecutivos: Stuttgart, Kitzbühel, Los Angeles y Washington.
Previo al US Open, la Torre también se llevaba Auckland y defendía con éxito Washington.
Con seis títulos en su haber, la prensa especializada, entonces, lo llamaba "el quinto", pero no ingresaba al selecto grupo de los Big 4 conformado por Federer, Rafael Nadal, Novak Djokovic y Andy Murray.
Ese 14 de septiembre todo iba a cambiar en la vida de Del Potro. Llegaba con victorias contundentes: Juan Mónaco -Argentina-, Jurgen Melzer -Austria-, Daniel Koellerer -Austria-, Juan Carlos Ferrero -España-, Marin Cilic -Croacia- y Nadal -España-.
"Al principio del partido estaba muy nervioso, la noche anterior fue muy difícil, no me podía dormir", recordó Delpo.
Y agregó: "En ese momento, usábamos el MSN Messenger y le había escrito a un par de amigos que estaban despiertos para que se conecten así podíamos chatear y pasar un poco la noche más rápido. Todos esos nervios me volvieron cuando me di cuenta que estaba por ganar y cumplir mi sueño".
Comenzó abajo, emparejó la situación con esfuerzo, pero Federer demostró toda su capacidad en el tercero. El cuarto y el quinto fueron de tensión máxima para el joven argentino. El entrenado por Franco Davin celebró ante un estadio colmado que le demostró apoyo en el cierre, a pesar de un favoritismo hacia el suizo.
Así, se convirtió en el tercer argentino en conquistar el Abierto de los Estados Unidos (junto a Guillermo Vilas y Gabriela Sabatini) y en el cuarto en lograr un torneo grande (junto a Gastón Gaudio 2009).
Hace poco, el tenista reveló que recibió un llamado inesperado. Alguien lo invitó a una fiesta: "Creo que la anécdota no la conoce mucha gente. Cuando terminó la final estaba festejando con todo mi equipo y se hizo muy tarde. Llegamos al hotel como a las dos de la mañana y de pronto sonó el teléfono. Cuando atiendo, del otro lado estaba Justin Timberlake".
"Me estaba llamando para invitarme a una fiesta privada que había organizado con su gente, porque él había estado en el partido y sabía que yo quería celebrar. Se le ocurrió agasajarme con su propia fiesta y, sin dudarlo, fuimos a festejar. Me acuerdo que duró hasta altas horas de la noche", reveló.