"Los promotores no pueden ser mánagers y dueños de los boxeadores. No se puede ser juez y parte", dice el hijo de Santos, uno de los referentes máximos de la enseñanza del boxeo en nuestro país, y traza un panorama crítico de la actualidad pugilística, del que dice estar resignado pese a que se muestra dispuesto a colaborar.

Se cumplen hoy 6 meses exactos desde que se puso en práctica la cuarentena obligatoria por la pandemia de COVID-19, y desde entonces no sólo no hubo más boxeo en nuestro país, sino que cerraron los gimnasios para la práctica de la actividad, aunque hay protocolo para activarlos.

Alberto Zacarías, uno de los máximos referentes de la dirección técnica, manejador de varios púgiles amateurs y profesionales con gimnasio propio en Rafael Calzada, es palabra autorizada para hablar del tema, analizar el presente, futuro, y contar cómo se vive en estos momentos de crisis.

“El 12 de marzo el presidente de la Nación dijo que no había más escuelas a partir del 14. En ese mismo momento cerré mi gimnasio. Debo haber sido el primero en la Argentina que cerró la actividad, porque nada está por encima de la salud y la vida. Y hasta el día de hoy no lo abrí, ni hago ninguna presión. Esto es mundial, no es nada local y hay que respetar las decisiones y consejos de los que saben. Yo cuando no sé de algo no opino y acato las órdenes de los que saben”, así de contundente fue la postura de Alberto, el hijo del Gran Santos Zacarías.

- ¿Y durante este tiempo cómo se las están arreglando tus pupilos, tanto económica como física y boxísticamente?

- Cada cual se entrena en su casa, como corresponde. Algunos se armaron una especie de gimnasio colgando una bolsa, o un vaivén, y se mueven. Y ahora que permitieron salir a correr, están corriendo. Yo confío mucho en ellos, porque son chicos que los tengo desde el inicio, y sé cómo están educados. Sé que se entrenan. Confío. Se las arreglan. Saben. Yo igual les hablo permanentemente, les mando mensajes motivacionales y estoy atento a ellos.

- ¿Y en lo económico, o laboral?

- Y, algunos trabajan, a otros los ayudan los padres, o viven con sus padres. Todos nos la rebuscamos de alguna manera. Son buenos pibes, saben que son cosas de la vida y que no sólo hay que ser guapos para subir a un ring, sino también en la vida, en las situaciones adversas como éstas.

- ¿Y vos? Eras una persona incansable, todo el día en el gimnasio, de aquí para allá, organizando boxeo y enseñando, ¿cómo suplís eso ahora?

- 36 años en el boxeo, sin un día de descanso, que un año descanse me viene bien. Pero también me las rebusco porque a través de tantos años tengo algunos ahorros, que ya me los fui gastando. Me queda muy poco, pero bueno, es lo que corresponde. Por algo uno ahorra. No es sólo para irse de vacaciones, o comprarse ropa, o cambiar el auto, sino para estas cosas también. Son cosas de la vida.

- ¿Tenés idea de cómo reestructurar esto cuando se abra, con los efectos de la crisis? ¿Tenés en mente algún proyecto?

- Va a ser complicado. Va a haber que empezar de abajo nuevamente, como hicimos los técnicos alguna vez junto a la FAB, que hicimos peleas promocionales. Pero no puedo hacer mucho más que colaborar, porque la FAB ya tiene un equipo de promotores y ellos sabrán. ¡Yo sé lo que hay que hacer! Pero bueno, estoy a disposición de la FAB, sobre todo de Osvaldo Bisbal, que si bien no es el actual presidente, ya sabemos todos que tiene mucha injerencia. Así que yo esperando en casa para ayudar en lo que sea. Y respetando.

- Demasiado mansito de tu parte. Extrañamente mansito. ¿Qué es lo que hay que hacer, ya que decís que sabés?

- Empezar de cero y cambiar algunas cosas. Pero bueno… No me quiero meter. Viene de otro lado la cosa. Tenemos que hablarlo entre todos y tienen que entrar en razón gente que cree que se las sabe todas y no las ve, porque piensan primero en ellos, como negocio. Y el boxeo es un deporte, que después es negocio. Pero si no tenés deportistas, no hay manera. El boxeo es didáctico. El boxeo lo hacemos los técnicos, pero hay pocos maestros. Nos vamos muriendo los viejos y no aparecen técnicos buenos, con capacidad. Dan cursos, ¿pero quién los da? ¿Quién les enseña a la gente a enseñar? Mi papá (Santos) en el ’83 me dijo: “quedate tranquilo que yo te voy a enseñar a enseñar”. Primero hay que ocuparse de los DT.

- ¿Todo pasa por los DT entonces? ¿Lo económico no tiene la misma importancia?

- Hay que formar boxeadores primero que nada. Y nadie forma, porque la camada vieja, de mi época, están cansados de que les roben los boxeadores y nadie haga nada. Y de que la FAB no los proteja. La FAB es quien tiene que protegerlos, como hace la AFA con los clubes. Y acá es al revés. Los DT somos el último orejón del tarro y ese es el más grande error. ¡Aunque vos no lo creas! No te lo quise decir antes porque ya sé que vas a empezar a discutir.

- ¿Por qué? Coincido. Y coincido con que no hay más maestros, o quedan pocos. Pero si encima cada cual se queda en su gimnasio, no crece. En mi opinión es siempre preferible concentrar a los mejores DT y a los mejores boxeadores en un mismo lugar, como se hacía antes en el Luna, y después en la FAB.

- ¡No! Porque después ahí mandan ellos con los boxeadores. No. Cada técnico en su gimnasio. No tiene que mandar la FAB con los boxeadores. Tampoco los promotores. Los promotores tienen que hacer boxeo, ¿cuándo lo vamos a entender? No pueden ser dueños de los boxeadores, Gustavo... ¿Dónde se ha visto que un promotor se suba al rincón del boxeador? Por favor. ¿Cómo van a ser juez y parte? Los DT somos los mánagers. DT y mánager sí. Promotor y mánager no. Ahí está el problema. Hacen una SA “Boxing Promotions” como figura legal, que son ellos, y después manejan a los boxeadores de sus propias veladas. Terminémosla de proteger a los promotores, porque así se termina el boxeo. El que no lo ve es porque no lo quiere ver.

- Pero me la pasé hace años diciendo y publicando eso en infinidad de columnas.

- Vos y yo no lo vamos a arreglar. No hay nada que hacerle. Nada. No pelees más, no hagás más nada. Yo ya abandoné la lucha y por eso me quedo acá en Rafael Calzada y de acá no me muevo porque me va muy bien. Pero no me tienen en cuenta, y así les va. Ni para dar una charla en el curso de DT me llaman y eso que cada 5 o 6 años sacamos a un boxeador que es el mejor de la Argentina, hombre o mujer. En el curso que dicta la FAB no aprenden nada. Yo mandé a varios pibes al curso y no aprenden nada. Pagan la cuota y listo, te dan el carnet. Nunca escuché que hayan desaprobado a alguien. Todos aprueban. 600, 1000, 2000 técnicos se reciben y después no tienen dónde ir a laburar. Me cansé. Me aburrí. ¿Me entendés lo que te quiero decir?

JEREMÍAS PONCE

“Ayer que fue el Día del Boxeador, se cumplió un año de que mi pupilo Jeremías Ponce ganó el título mundial superligero de la IBO en Alemania, contra el local Rico Mueller. Sin embargo, desde ese día no peleó más. Un año inactivo”.

SU ACTUALIDAD: LOS PERROS

“Hago cosas acá en mi casa, como nos pasa a todos. Miro mucho boxeo, aprendo cosas de entrenamiento, miro boxeadores, fútbol. Mi señora está en una asociación que cuida perros de la calle (“Callejeritos”, se llama) y tenemos tránsito de perros. Atropellados, lastimados, maltratados. Los tenemos acá en casa hasta que se curan y los damos en adopción. Y si no, se van quedando en casa. Ya tenemos 9, todos con problemas: uno epiléptico, otro que le falta una pierna, otro que fue castigado de cachorrito y es muy tímido. Y bueno, esas cosas de la casa y de la vida son las que hago en esta pandemia”.

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