La idea de la dirigencia de la ACTC se convirtió en proyecto, luego dio paso a la planificación de sus múltiples aspectos, y ahora el domingo que viene en el Autódromo Oscar y Juan Gálvez, llega la concreción.
Los 1000 Km del Turismo Carretera, festejo central por los 80 años de la categoría más popular e importante del automovilismo nacional (se cumplen el sábado 5), han generado un notorio interés y un serio compromiso que partió de los dirigentes de la categoría y se trasladó a pilotos y equipos.
Pilotos titulares e invitados, más directores e ingenieros de equipos, que por estas horas, le dan las puntadas finales a uno de los puntos claves a resolver para alcanzar los resultados buscados: las estrategias a aplicar durante las 178 vueltas al circuito 12 que demandarán unas seis horas de carrera. Experiencia inédita para el TC “moderno”, sólo con antecedentes que se remiten a la década de los 70, cuando este tipo de competencias de largo aliento, se ganaron un casillero en los calendarios.
También han debido directores de equipos, corredores, motoristas, chapistas y patrocinantes, afinar el lápiz para que los números cerraran. Se habla de un incremento de costos muy marcado para los 1000 Km, especulándose que poner un auto con pretensiones en la pista porteña, puede acercarse al millón de pesos; sí, un palito. Esta demanda no ha caído bien en varios corredores, que se escuchó decir en las últimas horas, iban a plantear la preocupación a la directiva de la ACTC. Para citar un par de datos, la carrera demandaría una erogación de $50.000 en la caja de cambio y unos $70.000-80.000 para el motor. A los $600.000-700.000 que puede costar una carrera habitual, para afrontar los 1000 Km deberían sumar $200.000 pesos plus. Ante semejantes cifras, financiar la carrera se ha hecho cuesta arriba, una alternativa ha sido “invitar” para conformar binomios o trinomios a corredores que aporten un dinero en concepto de publicidad.
Invitados entre los que no se encontrarán figuras consagradas de otras categorías e incluso, extranjeros; habida cuenta de la decisión de la ACTC de llevar adelante la carrera-festejo con pilotos habituales y convidados provenientes del resto de categorías bajo la órbita de los de la calle Bogotá.
Ante un autódromo colmado, estimación basada en la gran demanda de entradas generales distribuidas sin cargo por diversos canales, sin pruebas de clasificación y largada por ranking, aguarda una carrera con paradas para cargar nafta, cambios de pilotos y cubiertas, que pretenden tanto mentores como actores, se convierta en un hito que haga historia en una historia que cumple nada menos que 80 años.