El FIFAGate sigue levantando polvareda. Ya son los varios dirigentes y allegados de la FIFA que reconocieron en el juicio que se lleva a cabo en Nueva York haber recibido ofrecimientos económicos para votar por Qatar como sede del Mundial 2022, en lo que significó la designación con mayor antelación de la historia -fue elegido en 2010- y por ello, la casa madre del fútbol analiza por estos días la posibilidad de quitarle la chance a ese país de organizar la Copa del Mundo.
En este sentido, según el periódico mexicano “Récord”, emisarios del organismo deportivo evalúan estadios de Estados Unidos, Canadá y México -se presentaron conjuntamente para albergar la copa de 2026-, para que organicen juntos la edición que precederá al Mundial de Rusia, más allá del dinero que el Estado qatarí ha invertido en estos últimos años.
Otro aspecto fundamental a tener en cuenta, es la seria intención que Argentina y Uruguay tienen de recibir el evento en 2030, a cien años del primer Mundial. Por lo que no sería descabellado pensar en un aplazamiento de Qatar para el 2026, que en 2022 se dispute finalmente en suelo americano, para evitar también repetir de forma consecutiva el mismo continente.