Fundado hace 57 años, La Rambla, el tradicional bar restaurante de Recoleta, en la Ciudad de Buenos Aires, no resitió a la pandemia y cerró sus puertas. Ubicado en la esquina de Posadas y Ayacucho, a pasos del Alvear Hotel, era uno de los lugares predilectos de los escritores Silvina Ocampo y Adolfo Bioy Casares.
Pablo Suárez (50), uno de los hijos de los fundadores, explicó: “Llegamos al fin. Es imposible mantener toda la estructura y la carga impositiva. Quiero agradecerles a mis empleados, me conocen desde chico, no fue fácil decirles que cerraba. Lloraban y terminé consolándolos yo, los clientes me llamaron, me golpeaban la puerta y me decían me matás”.
En La Rambla había 14 empleados. “No podía pagarles todo el sueldo, teníamos cero ingreso desde el 19 de marzo. Cerramos un día antes de la fecha que decretó el Gobierno, porque ya no había gente en la calle. No podía seguir manteniendo todo, cargas sociales, expensas, luz, gas, cable y teléfono. No quiero pedir préstamos a los bancos, por más que me digan te doy $10 millones a tasa cero, no lo agarro porque no se cuando lo voy a poder pagar”, dijo Suárez.
Suárez declaró en La Otra vuelta: “No sé ni cuando podré abrir y encima el protocolo exige cubiertos y platos descartables, encima si exigen un distanciamiento de dos metros a mi quedan cuatro mesas”.
“Cerrar por la pandemia es muy doloroso", dijo.