Sábado 20 de septiembre de 1997. Soda Stereo se preparaba para un día histórico: daría el que sería —hasta ese momento y por diez años más— el último recital de su historia. El grupo se disolvería. Gustavo estaba a horas de decir una frase que pasaría a la historia: "¡Gracias totales!".
Año 2006. Cerati salía de Buenos Aires hacia Estados Unidos. La gira lo llevaría por varios puntos del país norteamericano. Pero a él lo excitaba uno en espacial: Nueva York. Tendría el honor de tocar en el Central Park. Lo hizo.
19 de octubre. Gente afuera del Monumental. Y, sí: volvía a juntarse Soda Stereo. Fue, posiblemente, con la separación de Patricio Rey y sus Redonditos de ricota, la noticia más importante de la última década. Una gira de 28 shows, todos con cartel de "agotados".
El 19 de mayo del 2010 Gustavo Cerati seguía en Caracas. Había sufrido una complicación vascular y su estado era reservado. El día anterior, lo operaron. No mejoró. De hecho, se conoció la verdadera complicación de su estado de salud. El resto de la historia es conocida: vuelta al Buenos Aires, internación en el Fleni, cambio al ALCLA, y una lucha por años, tanto de él como de Lilian Clark, su incansable madre.
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