La intención era promocionar su programa El Chupete. La repercusión a nivel nacional fue tan grande que se convirtió en un escándalo. Ocurrió 12 años de su fallecimiento

Alberto Olmedo siempre sorprendía con sus improvisaciones humorísticas, pero una vez el chiste le salió mal. Con el objetivo de promocionar un programa de televisión que lo tenía como protagonista principal en Canal 13, el capocómico hizo anunciar su propia muerte.

El acto de humor negro ocurrió el 4 de mayo de 1976 cuando a las 20.30 comenzaba el programa cómico El Chupete, donde Olmedo descollaba a la cabeza del elenco, un locutor en off del canal, con voz apesadumbrada, anunció a la audiencia “la lamentable desaparición física” del actor rosarino.

El anuncio se complemento con viejos videotapes de la entonces televisión en blanco y negro iban que, no solamente a llenar el espacio del programa, sino también a evocar al querido actor. Semejante noticia impactó duramente en la colonia artística y en el público, que asistieron con amargura a como “la muerte de Alberto Olmedo” ganaba progresivamente más minutos de información en radios y otros canales en los instantes posteriores al anuncio.

Sin embargo, promediando el programa El chupete, el mismo locutor que había cumplido en informar el fallecimiento de Olmedo se encargó de aclarar que el asunto no era más que una broma -de pésimo gusto, claro está-, y que el cómico gozaba de perfecta salud. De allí en más El Chupete, el programa en el que uno de los personajes de Olmedo era un simpático mago ucraniano que tenía como mascota a una suerte de dragón llamado Abelarda, continuó con su rutina habitual.

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Pero los alcances de la broma centrada en un fallido golpe bajo asestado a la audiencia, se hablan convertido en un búmeran de efectos impredecibles. Confundido al principio, aliviado después y con cierto sentimiento de indignación por los desubicado de la chanza, el público veía ese 4 de mayo cerca de las 21 al Alberto Olmedo de carne y hueso acometiendo con sus scketchs favoritos.

Al día siguiente de ese programa basado en un malinterpretado concepto del humor, el Comité Federal de Radiodifusión (COMFER), la Dirección General de Radio y Televisión y la Secretaría de Información Pública solicitaron una rápida investigación sobre todo lo atinente a esa edición de El Chupete.

La promoción fallida de ese programa humorístico de Canal 13 arrojó de esa manera los siguientes resultados: por un lado, la emisora le rescindió el contrato a Alberto Olmedo y el autor de los libros, Oscar Viale; por otra parte, el productor y el director de El Chupete, Edgardo Borda, fue dejado cesante, situación que obligó a que el encargado de programación y producción del canal, Carlos Ileana, elevara su renuncia. Las sanciones también alcanzaron en su momento al locutor que había formulado al aire la poco feliz ocurrencia.

Los medios periodísticos de la época le dieron mucha trascendencia a este suceso que, seguramente estructurado con la idea de lograr un boom publicitario, consiguió generar una reacción adversa y punitiva en torno de la muerte "anunciada" de Alberto Olmedo.

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