Katy Perry, una de las mujeres más deseadas del pop internacional, brindó durante este fin de semana dos largos shows en la ciudad australiana de Sydney, razón por la cual decidió tomarse un descanso para aflojar tensiones.
Y el lugar elegido fue un yate amarrado en el puerto de esa ciudad costera, lugar en el que se la pudo ver luciendo un bikini que permitía apreciar su escultural figura, muy digna de la sex symbol en la que se ha convertido.
La cantante, de 30 años, aprovechó una vez que el barco se hubo alejado de la costa, para zambullirse en las cálidas aguas.