La semana pasada la Mole Moli fue denunciado por su mujer, Cristina Galiano, “la Negra”, como él le dice, por violencia de género y le puso una restricción perimetral de 300 metros. Ese día el ex boxeador dio la cara y contó que nada había pasado, que solo se trató de un momento de confusión y enojo de su mujer, por un intercambio de palabras que habían tenido.
Sin embargo ayer apareció un nuevo personaje en esta historia que dio algunos detalles que no dejan para nada bien parado a la Mole. Viviana Pereyra es la vecina de la pareja y amiga de la mujer de la Mole, y ayer contó que fue la primera en recibir a la Negra cuando corrió desesperada de su casa.
“La Negra vino a mi casa con una bolsita. Me dijo que había decidido denunciarlo porque durante 30 años recibió golpes. Me dijo que quería seguir viviendo para ver a sus hijos y sus nietos. ‘Voy a denunciar porque no quiero morir’, fueron sus palabras”, arrancó diciendo Viviana.
Y explicó: “Ella vino hacia mí porque si iba a la casa de sus hermanos o hijos, Fabio la iba a buscar e iba a pasar una desgracia”. Consultada si el día de la denuncia había pasado algo, Pereyra dijo que sí y relató dos hechos violentos. “Sí. En la parte izquierda de la cara yo le veo rojo, medio hinchado con el labio. Entonces me dice que Fabio se despertó, se hizo el mate, se fue y volvió. Ahí le agarró la cara y le hizo presión con la mano. El día anterior le había golpeado en los brazos, me mostró y tenía todo bien morado”.
Según contó la mujer, luego de ese descargo Pereyra llamó a la policía para que le explicaran cómo debía proceder La Negra. “Mientras íbamos hacia el Polo de la Mujer me contó el calvario que ha vivido, que no es dueña de tener amistades, que no podía salir sola y que los golpes eran cada vez más seguidos”, contó. La mujer reveló que la mujer del ex boxeador decidió denunciarlo porque su hijo de 14 años le dijo “no quiero ver más que te golpeen”.
Por ahora la restricción sigue y La Negra es atendida por una Fundación que ayuda a mujeres golpeadas.
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