Inesperadamente, después de sus dichos en Animales Sueltos, el humorista Alfredo Casero se convirtió en un símbolo de la lucha contra la corrupción. Su "queremos flan" fue el leitmotiv por excelencia del 21A y hasta el senador Esteban Bullrich tomó prestada su alegoría en la sesión que definió los allanamientos a las propiedades de Cristina Kirchner.
Sin embargo, la verborragia del actor también le trajo un buen grupo de detractores. De la misma manera que una parte de la sociedad adoptó su postura, no faltaron quienes se sintiesen atacados por sus exabruptos en relación a la labor de las Abuelas de Plaza de Mayo y su veneración a las Fuerzas Armadas.
"¿Viste el último nieto que encontró la (Estela) Carlotto, un pibe de 40 años? Yo quiero saber toda la verdad. ¿Estás seguro que el último señor es un nieto recuperado? Quiero estar seguro de todos los nietos. No hablan como si estuvieran a cargo de un organismo de Derechos Humanos", se atrevió a cuestionar.
Después de esta frase nada feliz, Humberto Colautti, dueño del El Teatrino de Salta, y nieto recuperado en 1984, decidió cancelar la presentación que Casero tenía programada para este viernes 24 por "reivindicar la última dictadura militar".
Ahora los organismos de Derechos Humanos de Tucumán le han solicitado a las autoridades del Teatro Alberdi que reconsideren la cesión del establecimiento al humorista el sábado 25.
Tras este pedido, las autoridades de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), la cual alberga al teatro en sus instalaciones, han decidido ser consecuentes con su "postura histórica" y reafirmar su valoración de las "políticas de memoria, verdad y justicia". De esta manera, el unipersonal ¿De qué no se puede hablar? ha vuelto a ser cancelado.
En tanto, a todos aquellos que ya contaban con su entrada para la función se les reintegrará el dinero por la misma vía que adquirieron la localidad.
En la semana que un flan lo convirtió en un referente, Casero se quedará sin la frutilla del postre.