Osvaldo Laport y Viviana Sáez, marido y mujer en la vida real desde hace muchísimos años, quienes además tienen una bella hija llamada Jazmín, de 23, comparten escenario por primera vez. La de ellos es una de las tres parejas de la habitación 719, adonde transcurre la comedia Plaza Suite, de Neil Simon. La misma se exhibe en el Teatro Santa Fe de Mar del Plata, con Arnaldo André como director y compañero, y en la que también estarán como protagonistas Raúl Taibo y Ana María Picchio.
POPULAR reunió al matrimonio Laport para hablar de Plaza Suite y de este debut de Osvaldo y Viviana juntos. “A Viviana la he dirigido en varios espectáculos, pero es la primera vez que estaremos juntos actuando sobre un escenario”, comentó contando el actor uruguayo, quien además agregó: “Si me preguntan qué sucede, digo que también es meritorio lo nuestro. Porque no es fácil. Nosotros creíamos que sí, pero no. Uno puede ensayar en casa hasta haciendo el amor, que lo hacemos, jaja. Nos cagamos de risa cocinando y cuando nos vamos a dormir le digo ‘chau, mi amor’ y le tiro el pie, el primer bocadillo de la letra, nos reímos y seguimos un rato hasta que nos dormimos. Además, con un compañero de teatro se aguarda encontrar cada uno al personaje. Acá hay que estar bien centrado para no demandar mucho más”. Por su parte, Viviana Sáez, agregó: “Estamos muy felices. Es una gran aventura estar arriba del escenario con Osvaldo. El siempre me dirigió en todos los espectáculos que he hecho, pero esta vez llegó la oportunidad de ser compañeros”.
Acerca de la comedia, ella explicó: “En mi personaje yo soy avasallante pero trato de retener el matrimonio. La verdad es que puede haber partes similares a nuestra vida real y a la de muchas otras parejas, y algunas situaciones que nunca las vivimos. La realidad es que tenemos un elenco maravilloso, con Arnaldo André como director. Mi última temporada en Mar del Plata había sido en el 2011 y estoy muy feliz de haber vuelto. En el grupo, somos como una gran familia”. En ese momento, Laport, con humor, interrumpió: “¿Parece una familia? Será porque no nos hemos encontrado mucho todavía, jajaja. No, mentira. Nos conocemos todos hace muchos años, ya sea con Arnaldo como con Raúl... Con Raúl nos conocemos desde mis primeros pasos. El protagonizaba y yo hacía de la contrafigura de él. Fue en el 85 más o menos. Con Arnaldo hicimos Soy Gitano juntos y la relación siempre se mantuvo con lindos encuentros. Si bien la pieza es un clásico probado y testeado mundialmente por muchos elencos, y eso da cierta garantía, además estamos muy felices de instalarnos en Mar del Plata para disfrutar mucho. En Buenos Aires, el tránsito, las puteadas, el caos, los piquetes que te hacen llegar dos horas más tarde, dificultan todo. Así y todo no se fracturó la relación. Y Arnaldo como director es un cálido, un mediador constante. Nunca vas a escuchar un grito o una reacción irascible. El clima es excelente. Igual, lo curioso es que no interactuamos entre nosotros sobre el escenario porque son tres historias por separado.
Al referirse a qué hace cuando no están trabajando, reveló: “Aprovechamos para estar en familia, con nuestra hija y con gente querida, amigos. Es trabajo con placer. Te cruzás con compañeros que hace mucho nos ves. Buscamos una casa con parrillita, algo de sol o pileta. Osvaldo es un gran asador”. Enseguida apareció él, sacando pecho, y sostuvo: “Mar del Plata es abrazos, vinos y asados. Mi especialidad parrillera es de vuelo alto. Siempre hago asados para mis compañeros. Hago patas de cerdo en horno de barro, perniles. Estoy seis o siete horas al lado del horno. Para mí eso es orgásmico. Cualquier bicho que camina va a parar a la cruz. El asado para mí es a la cruz, a la parrilla no me divierte tanto”. Y añadió: “Me han propuesto hacer programas de asados. Siempre está la posibilidad, incluso de hacerlo en casa, teniendo en cuenta que proliferaron los barrios privados y ya no tengo espacio para tener a los caballos que tenía”.
Por último, Osvaldo Laport aseguró: “El verano me encanta. Sí o sí es un cable a tierra en playas desérticas. Me gusta mucho la calma. Vinimos con la familia y disfrutamos, tal como sucedió en Villa Carlos Paz en los veranos pasados. En la primera experiencia en Córdoba me fui a vivir los dos meses a un centro budista. Amo lo que hago, pero no soy de la farándula. Amo el teatro, no otras cuestiones que lo rodean”, concluyó.