En una época de bajo encendido, la ficción que Telefé programa a la tarde trepa en el rating. Fútbol, realidad social y venganza son los condimentos que acompañan una historia de amor diferente y taquillera.
En la jerga televisiva existe un refrán que se repite una y otra vez: "Los éxitos no se explican, suceden". Eso es lo que pasa hoy con el culebrón brasileño Avenida Brasil, que todas las tardes en Telefé pese al calor convoca a la mayor audiencia de nuestra pantalla chica. Con 15 puntos de promedio y picos de 18 puntos, entre las 16.30 y las 18.30, genera una cita ineludible y casi impostergable con la historia de amor entre Rita-Nina (Débora Falabella) y Jorgito (Caua Reymond).
En el género del culebrón hay reglas que son básicas, pero no alcanza sólo con cumplirlas sino que para llegar a un fenómeno se necesita algo más. Ese plus obedece al magnetismo que provoca en la audiencia con la trama, los personajes y los libros.
Después de El Clon (2001-2002) y el Color del Pecado (2004), la cadena televisiva más poderosa de Brasil O Globo no generaba una telenovela-fenómeno. La pregunta es por qué se dio con Avenida Brasil y en qué se diferencia de sus antecesoras. En El Clon se puso como foco el choque de dos culturas, la del brasileño medio acomodado y la cultura árabe con sus mandatos familiares típicos de la ascendencia de ese origen. En El Color del Pecado pasó algo similar, el amor entre un blanco y una mujer de raza negra.
En ambas tiras los galanes no están en acuerdo de cómo sus padres amasaron sus fortunas e intentan cortar lazos, pero no pueden. En Avenida Brasil la apuesta fue mucho más osada que en la clásica división de clases sociales: el retrato de una nueva realidad social y económica a partir de la gestión de Lula Da Silva.
Es el ascenso de las clases bajas (fundamentalmente de las favelas) a la categoría de nuevos ricos. Ejemplo, elocuente de ello es el personaje de Tifón (Murilo Benicio), un jugador de fútbol exitoso que monta su mansión en el barrio ficticio llamado El Divino.
A través de la tira se puede trazar un retrato sociológico de la sociedad brasileña de los últimos 20 años. El título de la tira Avenida Brasil abarca o cruza 27 barrios que van desde el centro de Río de Janeiro hasta el norte. Esta clase busca los mismos espacios que la clase acomodada, aunque ésta última apenas acepta a los nuevos integrantes de la clase social.
La discriminación no tarde en aparecer. Donde vive Tifón son llamados "los suburbios" en términos despectivos y acercarse a esa zona resulta peligroso pese a tratarse de una mansión con todos los lujos.
En Avenida Brasil dos son los temas, si se quiere, nuevos que aborda el culebrón: el fútbol, no hace falta decir que es una pasión de multitudes que cruza todas las clases sociales y la cocina. El rubro gastronómico en la televisión mundial es uno de los géneros que más creció en la pantalla chica incluso con señales propias.
En la tira las recetas magistrales y las exquiciteces se introducen a través del personaje de Rita/Nina, una chef que ingresa a la mansión de Tifón en plan de venganza de su madrastra Carminha (Adriana Esteves), que a su vez es la esposa de Tifón. En varios de los capítulos la cena es el lugar de reunión para saborear los platos de Nina y de ahí se cuelan las recetas siempre en función de la historia.
Rita fue abandonada por Carminhia cuando a su padre en un accidente automovilístico lo mató el mismo Tifón. Este se enamoró de ella y Carminha vio en él la posibilidad de un ascenso socia. Le roba todo el dinero a su difunto marido, deja a la hija de él (Rita) en un basural de las favelas y se va con Tifón.
Veinte años después empieza la venganza de Rita cuando la toman como chef en la mansión de Tifón. Pero su plan sufre un gran inconveniente: allí vive quien fuera el amor de su vida en las favelas, Jorgito. El es hijo de Carminha con su amante Max (Marcelo Novaes). A ambos los abandonan en el mismo basural, pero Carminha luego va a rescatar a Jorgito y le pide a Tifón adoptarlo, ocultándole que es su hijo en realidad.
La historia de amor entre Rita y Jorgito comienza en la dura infancia de las favelas al lado de un explotador Nilo (Jose de Abreu). Por primera vez, una tira brasileña tiene como escenario natural la favela. No se refleja la pobreza en términos declamativos o de simples decorados, sino en las mismas imágenes reales y crudas.
En la mansión de Tifón se resalta de manera notoria a esta nueva clase social ascendente que vive en medio de todos los lujos, pero que no abandona las costumbres de la clase de origen. Como, por ejemplo, hacer una gran fiesta de cumpleaños y que pueda ingresar a la casa el vecino más lejano. No hay derecho de admisión.
En contraposición, la clase alta acomodada en la tira es tomada como la parte más bizarra de la historia. El padre, Carlitos (Alexandre Borges), de Débora (Nathalia Dill), novia oficial de Jorgito), es un financista multimillonario que mantiene tres familias paralelas además de su esposa, Verónica (Débora Bloch).
En este marco burlón de retratar a la clase alta, en la tira se animaron a incorporar escenas sadomasoquistas con la intención de retener a un marido multimillonario. Ellos prefieren reírse de los ex pobres de Brasil y no mirarse sus propias miserias. Sin duda, el gran acierto de la telenovela fue "centrar la novela en la clase media emergente, el reflejo del nuevo Brasil, de las familias que ascendieron, consiguieron el dinero, pero no necesariamente los modales", señaló el sociólogo brasileño Geraldo Tadeu. Este dato local se apoya en un estudio regional que realizó el Banco Mundial sobre La Movilidad Económica y el Crecimiento de la Clase Media en América Latina. En ese estudio se afirma que salieron de la pobreza 50 millones de habitantes de América Latina en los últimos años.
NOHER: "TIENEN MAS TIEMPO"
La tira Avenida Brasil tiene un toque argentino. El personaje de Rita es adoptado por una familia argentina, oriunda de Mendoza. El actor argentino Jean Pierre Noher se puso en la piel del padre adoptivo y apareció por los paradisíacos viñedos. El muere en un accidente y su hija regresa a Brasil para poner en marcha su venganza contra su madrastra.
No es la primera vez que Noher participa en un culebrón brasileño, ya lo hizo en tres o cuatro y es uno de los argentinos que más llegada y más conocimiento tiene sobre el mercado televisivo del país vecino.
A la hora de explicar el éxito, Noher contestó en forma casi inmediata que en "Brasil todavía existen los culebrones de autor. Avenida... la escribió un reconocido en el género, Joao Emanuel Carneiro. Es como retrotraerse a la época de las telenovelas de Alberto Migré, Nené Casacallar, Abel Santa Cruz en nuestro país. El mercado de Brasil se maneja en otros términos que el nuestro, allí se graba una tira y se pasa al aire entera, no importa el rating. Tienen más tiempo de trabajo de preproducción, tienen elencos enormes y con un presupuesto millonario en comparación al argentino. En Brasil tenés que multiplicar todo por cinco".
Al margen de la maquinaria de O Globo de Brasil con un mercado de 200 millones de habitantes, para Noher la importancia de quien escribe la tira es crucial. El mérito de la novela "es que supo contar el crecimiento de la llamada clase social C que es la que llega a acceder al celular, el auto, artículos de primera generación. Este reflejo llegó a ser analizado sociológicamente en los claustros académicos".
Por su experiencia de trabajo en Brasil, Noher contó que desde la gestión de Lula en adelante "en las favelas se construyen centros culturales y muchos actores ofrecen sus servicios. Se produce un gran y rico intercambio cultural. Desde el Estado hay preocupación por los sectores más desfavorecidos".
Noher señaló dos datos que llamaron poderosamente la atención: "La tira fue vista por muchos hombres porque se abordó el mundo del fútbol. También fue un tema de debate la pancita del futbolista casi retirado (Tifón, Murilo Benicio). Unos cuantos lo defendieron porque Ronaldo (ídolo del Brasil) también jugó gordito".
El segundo hecho pinta por qué la tira se convirtió en un hito histórico en Brasil: "La noche del último capítulo la presidenta Dilma Rousseff había programado un acto político y debió cambiar el horario para que vieran el final y así nadie faltaba a la reunión política".
Otros argentinos también participaron del culebrón, Daniel Kuznieka como el novio argentino de Rita y Marina Glezer como familiar del padre.
Noher confió a este diario que cuando el año pasado era parte del elenco de la ficción musical Qitapenas "yo les comentaba a las autoridades de Telefé del fenómeno de Avenida Brasil y hoy me parece un gran acierto que la emitan en la franja de la tarde".
"Está lejos de la tira estereotipada y en cada capítulo pasa algo distinto"
¿Cómo llegó a Telefé Avenida Brasil y por qué se la programó a la hora de la tarde, cuando en Brasil se dio en el horario central de la noche? El comentario es que si se la emitía a las 21 el rating pasaría los 20 puntos diarios.
El gerente de Programación del canal, Darío Turoveltzky, explicó que la estrategia de Telefé se cumplió y con la tira armó un bloque invencible a la tarde: "Nosotros a partir de 2012 con Virginia Lagos a la cabeza recuperamos el público femenino (mujeres de 20 a 49 años) con las películas de Historias del Corazón. Ese público se empezó a consolidar con la tira argentina Taxxi (Gabriel Corrado) y decidimos colocar Avenida Brasil a las 16.30, que no consideramos una novela, sino una producción cinematográficamente con una duración de 160 capítulos".
Para Turoveltzky el éxito reside "en que cada capítulo pasa algo distinto como en las series yanquis; tiene cadencia, ritmo y giros sorpresivos. Está muy lejos del culebrón gracioso, tontito o estereotipado. Tampoco pasa por alto el buen doblaje de la ficción. La cadena O Globo cambio mucho en este aspecto y no molesta al oído".
En nuestro país se optó por emitir dos capítulos seguidos, de 16.30 a 18.30 con un rating promedio de 15 puntos con un corte publicitario: "El viernes 10 de enero pasado marcamos un pico de 18 puntos en pleno verano y al borde del fin de semana. Tenemos un bloque de publicidad de más de más de 10 minutos duración y es increíble la fidelidad de los espectadores. En ese lapso la audiencia baja apenas un punto".
Respecto del horario de la tira, el gerente de Programación y mano derecha de Tomás Yankelevich, gerente de Contenidos de Telefé, señaló que "a la tarde triplicamos a la competencia y eso nos da una gran ventaja. Creo que la noche hubiera pasado los 20 puntos promedio que hoy en nuestra tele hubiera sido mucho".
El primer contacto con la tira "fue en una feria internacional de televisión en Méjico. Allí colegas de la televisión chilena me contaron que había duplicado el rating en la franja de la noche. Luego mi papá que vive en Brasil y un gerente del canal que tiene familia allá me comentaron el éxito de la tira".
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