A pesar de haber transcurrido trece años de su muerte, el cantante que revitalizó el cuarteto, Rodrigo Bueno, sigue teniendo una marcada presencia entre sus fieles seguidores y aquellos con los que compartió momentos muy especiales de su vida. Lo singular es que ese contacto no sólo se expresa en el recuerdo sentido y emocionado por la figura que ya no está, sino a través de extrañas manifestaciones de perfil paranormal.
Lo dicho viene a cuento de una serie de extraños episodios ocurridos desde que el 24 de junio de 2000 El Potro perdió la vida en un accidente automovilístico en la autopista Buenos Aires-La Plata, que han tenido y tienen como testigos a familiares, fans y quienes sin haberlo conocido directamente, desarrollan actividades en ámbitos frecuentados por Rodrigo.
Si bien es cierto que el amor familiar acrecentado por el dolor de la pérdida o la idolatría expresada por sus fervientes seguidores puede operar como un factor proclive a experimentar la sensación de un contacto extraordinario con Rodrigo, existen manifestaciones concretas que dan mayor sentido a esa posibilidad.
En la actualidad, el restaurante-parrilla El Corralón, un lugar preferido por el cantante malogrado y donde cenó por última vez antes de sufrir el accidente vehicular que le costó la vida, suele ser objeto de singulares situaciones que algunos de los trabajadores del lugar atribuyen a la presencia del autor del tema Soy Cordobés.
Los episodios que con mayor frecuencia tienen lugar en el restaurante son la caída de elementos sin que hubiera una razón definida para que eso ocurra y lo que algunos de los empleados manifiestan como una sensación de "presencia" invisible en las instalaciones del local ubicado en la calle Anchorena. Aunque no prefieren dar más detalles de esas situaciones que fueron, según afirman, mucho más frecuentes algunos años atrás, quienes aportan estos datos, que tampoco quieren ser identificados para no crearse problemas o ser blanco de bromas de parte de los incrédulos, sostienen que lejos de vivenciar miedo ante esas manifestaciones las sienten como una presencia positiva.
El salón del lugar, donde varias fotografías enmarcadas de distintas visitas de Rodrigo al establecimiento gastronómico, fue epicentro de una situación no menos singular registrada una noche en que la cantante Karina realizaba una actuación a beneficio.
El episodio, que para muchos fue obra de la casualidad y para otros una manifestación de Rodrigo, tuvo lugar cuando La Princesita entonaba la canción Sinvergüenza y un ventilador de techo que perdió su línea de rotación evidentemente a causa de un desperfecto, impactó sobre una tulipa de iluminación cuyos vidrios cayeron sobre la cantante y parte del público presente, sin que nadie saliera lesionado.
La secuencia del incidente puede ser vista hoy por YouTube y en las imágenes también se puede ver a la actriz y conductora Violeta Lo Re, que cantaba al lado de Karina y que horas después de la situación vivida en torno a la tulipa rota por ventilador de techo, reconoció que a lo largo de toda la noche había experimentado en el restaurante una sensación extraña.
Cómo olvidarlo
El vínculo que Rodrigo había establecido con el local era más que sólido, al punto que reconocía una verdadera amistad con sus dueños, quienes en las épocas de vacas flacas no habían dejado de a pie al joven cuartetero cuando el éxito que finalmente envolvió al Potro parecía por entonces una verdadera quimera. Rodrigo siguió siendo cliente de El Corralón durante el efímero reinado que ejerció hasta que su vida se vio tronchada por el accidente en la madrugada del 24 de junio de 2000, al punto que horas antes de la tragedia había cenado en el lugar.
Allí compartió una mesa con la madre de su hijo Ramiro, el chiquito, el productor Pepe Parada, los músicos de El Potro, su manager José Gozalo, y Fernando Olmedo, entre otros, quien se convirtió en la otra víctima fatal que tuvo el accidente registrado en la autopista. De ese restaurante salió Rodrigo rumbo al boliche Escándalo, en City Bell, donde ofreció el que sería su último recital antes de sufrir el vuelco de su Ford Explorer a la salida del peaje del Kilómetro 23 de la Buenos Aires-La Plata, en Berazategui.
Quizás aún hoy el alma de Rodrigo sienta la necesidad de revivir momentos especiales como los que compartió en el restaurante donde siempre fue bien recibido y vivió horas inolvidables como las que antecedieron al momento en que tras una maniobra equivocada al volante de su camioneta, llegó a estrechar la mano de Dios.i
Psíquica afirma que elevó, pero quiere estar allí
La psíquica Alena Persaldi aseguró que el hecho que Rodrigo Bueno "haya elevado" espiritualmente no quita la posibilidad que "su esencia espiritual se manifieste en el restaurante" donde cenó por última vez con su familia y los compañeros de trabajo con los que edificaba por entonces su éxito. Persaldi señaló a MAS ALLA DEL MISTERIO que es común que haya este tipo de manifestaciones de parte de entidades espirituales que establecieron un vínculo sólido con algún lugar terrenal, como el que evidentemente trabó El Potro con el restaurante de la calle Anchorena. En otro orden, Persaldi contó que "tuve un contacto telepático y visual con Rodrigo" y señaló que "difícilmente" aquel que lo idolatre pueda tener una vivencia extrasensorial profunda con El Potro. A él le preocupaba su familia.
Beatriz Olave decía ver el fantasma de su hijo
Otras manifestaciones de Rodrigo habían sido vivenciadas por la madre del cantante, Beatriz Olave, en la casa en que residió El Potro, en Córdoba. A raíz de esos episodios, los hermanos del cuartetero fallecido tomaron la decisión de cambiar a la madre de residencia, por la angustia que la situación generaba en la mujer. Diversos portales señalaron en su momento que Beatriz Olave aseguraba ver el fantasma de su hijo y, atormentada por esas experiencias, tapió los accesos a los cuartos de la casa e instaló su cama en la cocina.
Publicado originalmente en Diario Popular el 6 de agosto de 2013
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