Mark Hamill, quien retoma el emblemático papel de Luke Skywalker en la nueva entrega de la saga de la ópera espacial de La Guerra de las Galaxias, Star Wars: Episodio VIII Los Ultimos Jedi, que se estrenó el jueves en los cines argentinos, afirmó que siente “un triunfo” el reconocimiento obtenido por su rol en las películas.
La ligazón con Luke y su estatus de intocable, según reconoció, produjeron que sienta cierta “posesión” sobre el personaje y que no tema expresar con su particular humor el desacuerdo con las decisiones argumentales del director o guionistas de turno.
“La mano izquierda no sabe lo que la derecha está haciendo. Me di cuenta ahora de que J.J. (Abrams, director de El Despertar de la Fuerza) escribió lo suyo de manera aislada, y luego Rian (Johnson, director de Los Ultimos Jedi) tomó el testigo y contó su historia”, dijo en una de sus tantas frases polémicas respecto a la manera en que ambos directores integraron las historias de una cinta a la otra, aunque aseguró que Johnson “logró hacer un gran trabajo”.
l En este par de años dijiste en varias oportunidades que no te había gustado el lugar que tuvo Luke en El Despertar de la Fuerza. ¿Lo veremos ahora sí más tiempo en pantalla?
-(Risas) Creo que fue la manera en que me lo dijeron. Por un año, dos veces por semana, dos horas cada vez, fui a lo que ellos llamaban entrenamiento físico, que es en realidad un eufemismo para tortura, me cambiaron la dieta -sin azúcar, sin lácteos, sin pan, sin diversión, básicamente si sabe rico, no lo comas- perdí como 20 kilos. Y debí sospecharlo, porque cuando me dieron el guión J.J. me dijo “leelo de la primera a la última página como una película”. Estaba en shock, todos los personajes estaban hablando de mí y J.J. me dijo “toda la historia gira en torno a la búsqueda de Luke, pero ese es el clímax de la película, o sea que aunque aparezcas sólo al final, vamos a construir sobre eso y contar tu historia en el Episodio VIII”.
l ¿Entrenaste todo ese tiempo sin saber que harías una pequeña aparición al final?
-No es que tengo que ser el protagonista principal sino el entrenar quince semanas y la forma en que me lo dijeron.
l ¿Cómo fue para vos, ahora sí, volver a interpretar a Luke después de 40 años?
-Todos se burlaban de mí (en 1977, con el estreno de la primera Star Wars) porque Luke era tan quejumbroso, tan chiquillo. Pero lo hice deliberadamente quejumbroso porque tenía que haber un contraste, tenía que ser de una manera al principio, evolucionar en el segundo acto y para el final, para el tercer acto, tenía que ser completamente diferente al del comienzo. Ahora tiene esta terrible culpa, por haber elegido a Kylo como su sucesor (su sobrino que, como Darth Vader, traicionó a los Jedis y se volvió al Lado Oscuro) y terminó ermitaño.
l Parece un Luke muy diferente al que habíamos visto por última vez en El Regreso del Jedi.
-Siento una cierta posesión con el personaje y me shockeó lo que hizo Rian con el personaje, lo que decidió hacer con él a esta altura de la historia. Cuando le expresaba mis ideas a Rian, me decía “esto ya se hizo en...”. Tanto ya había sido hecho y ellos querían hacer algo que no se hubiera hecho nunca, y creo que lo logró.
l ¿Cómo será Luke con Rey (Daisy Ridley)? ¿Será un rol similar al Obi-Wan Kenobi de Alec Guinness?
-Ciertamente era mi modelo a seguir. Quería proyectar esa sabiduría que tenía él. Aunque Obi-Wan estaba en un lugar diferente. Cuando vean esta película se van a dar cuenta de por qué Luke en muchos sentidos está lleno de cicatrices.