El crecimiento de la panza llegó a sus nueve meses, el parto ofreció el nacimiento de Milo, una hermosura de rostro simpático y movimientos pícaros, aunque la oportunidad para empezar de nuevo se volvió a desperdiciar.
El bebé transitó sus primeros meses de vida, su mamá tuvo que salir a contar en público que Tomás no se hacía cargo de su hijo hasta que, después de mucha agua debajo del puente, Costantini se comprometió a pasarle una mensualidad y alquilar un departamento en donde viva su ex pareja y su legado.
Sin embargo, el muchacho se olvidó de un detalle más que importante: ver al niño. Lo cierto es que apenas lo visita una vez al mes y cuando el encuentro se concreta, Tomás está más pendiente de contestar mensajes y chatear con su celular que de compartir algunos breves minutos con el hombrecito que tiene su misma sangre.
Hay gente que piensa que con plata todo se arregla. Contantini es uno de ellos...
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