Esta vez, más que en Messi, los ojos estaban puestos en lo que podía hacer Sampaoli, desde el banco del Sevilla.
Literalmente Messi y compañía lo destruyeron. La chapa paró en 3 a 0, pero el Barcelona fue demoledor, dio otra gran demostración.
El Barsa fue superior de principio a fin. Dejó reducido al Sevilla, el equipo que dirige el nombre que más suena para conducir a la Selección, a su mínima expresión.
Ya a los tres minutos Messi hizo temblar la estantería con un tiro que quedó estampado en el travesaño, Iniesta tuvo otra. Sevilla intentó una reacción, pero N’ Zonzi definió mal.
Pero, en una ráfaga de ocho minutos, plasmó el Barsa era supremacía en el marcador y por triplicado.
Primero, Suárez la aguantó ante Mercado y definió con una chilena exquisita. Luego Rakitic se mandó una corrida memorable, abrió para Neymar que cambió de dirección, el uruguayo Suárez metió el “centro de la muerte” para que Messi definiera y en el otro, La Pulga aprovechó un rebote para concretar con un tiro esquinado.
Si en el segundo tiempo los andaluces tuvieron alguna situación, fue más que nada porque el Barsa levantó el pie del acelerador.
Barcelona logró un triunfo vital en la liga española mientras ya piensa en el choque de la próxima semana en Turín ante Juventus, de Italia, por la ida de los cuartos de final de la Liga de Campeones de Europa.
Dos goles de Álvaro Morata y su participación clave en un tercero que acabó con tanto de Mantovani en propia puerta, ejecutaron el plan de rotaciones de Zinedine Zidane llevado a su máxima esencia, con nueve cambios en su once ante un Leganés que siempre buscó la gloria (2-4).
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