La situación de Erik Lamela despierta muchas incógnitas en Londres. El volante del Tottenham se lesionó a fines de noviembre, en un entrenamiento previo al partido de Champions League contra el Bayer Leverkusen. Tuvo una molestia en la espalda, estuvo en duda para el encuentro, y no jugó. Y todavía no volvió a jugar.
En lo que va de la temporada, el volante que tuvo un nivel interesante en el subcampeonato de los Spurs durante el último torneo inglés, Lamela convirtió dos goles en 14 partidos. Le dieron continuidad, pero no mostró su mejor versión. Su destello más brillante fue un caño que le tiró a Andros Townsend, del Crystal Palace: lo acusaron de humillar a sus rivales y Mauricio Pochettino, su entrenador, lo defendió: "Es su manera de jugar".
A partir de su molestia física, empezaron las incógnitas a su alrededor. Nadie daba precisiones sobre cuándo iba a volver. El ex River le pidió un permiso a Pochettino para irse a Roma, donde jugó durante dos temporadas, para tratar la lesión con los médicos del conjunto italiano. Volvió a un ecosistema que le resulta conocido y familiar. "Él está muy feliz. Necesitaba cambiar de aire para recuperarse más rápido", dijo el DT.
Pero pronto los rumores sobre un problema emocional empezaron a subir su valor en la bolsa. En mayo del 2016, su hermano Brian se accidentó en un choque contra un tren en Munro, provincia de Buenos Aires. Si bien participando del equipo, Erik entró en una depresión. "Lamela se encuentra afectado de una crisis emocional, primero por el accidente que sufrió su hermano y luego, por la muerte de su mascota, su perro Simba", reveló el entrenador, en declaraciones a La Gazzetta Dello Sport, en enero.
"Es muy difícil saber cuándo va a volver", respondió el argentino cuando le preguntaron por el regreso del zurdo. "Está muy feliz acá y sufre mucho todos los rumores que corren porque es un jugador que disfruta jugar al fútbol y lo demuestra cuando está en la cancha", dijo. Sin embargo, los últimos estudios que se realizó en Roma no mostraron complicaciones en su lesión. La recuperación avanza; el dolor sigue. Lamela todavía no regresó a Londres y no hay noticias sobre cuándo se efectuará su retorno.
Su deseo de jugar nuevamente en Roma no podrá ser posible, al menos hasta mitad de año: el mercado de pases europeo cerró el 31 de enero, y las únicas opciones para cambiar de aire están en Sudamérica. River cotiza alto. Surgido en las inferiores, fue la joya del club cuando Barcelona quiso llevárselo con doce años. Su incursión en Primera fue en el peor contexto posible: con River cayéndose al precipicio, Lamela se cargó la 10 y la responsabilidad de darle fluidez a un equipo asfixiado con el promedio.
Ahora, con la salida de Andrés D'Alessandro, la incorporación de Lamela sería una garantía para Marcelo Gallardo, justamente en una posición en la que no cuenta con opciones confiables. Su situación física es un signo de pregunta inmenso. Su situación emocional es un sube y baja sin estabilidad. Quizás estar en su casa, con sus afectos, cerca de su hermano, sea una solución. Lo que necesita.
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