El presidente quiere respetarle el contrato al técnico uruguayo, mientras el vice cree que hay que hacer el cambio ahora mismo. Resurgen las diferencias entre ambos.

Algunas semanas atrás, Marcelo Tinelli anunció que regresaba a ocupar la vicepresidencia de San Lorenzo. Se había tomado una licencia porque estaba con problemas médicos, y porque su estructura laboral había cambiado: ya no tenía a Indalo Media haciéndose cargo de Ideas del Sur, y debía ser él quien generara los recursos para cubrir semejante máquina. Su vuelta al Ciclón, cuando su círculo personal se acomodó, ya tiene la primera pelea con Matías Lammens: la fórmula presidencial no coincide en el futuro de Diego Aguirre.

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Lammens quiere sostener al entrenador. Quiere hacerlo, sobre todo, porque cree que hay que respetar los contratos: el uruguayo acaba de extender su vínculo hasta junio del 2018, y la intención del presidente es mantener la decisión que tomaron a mediados de año. Él cree que Aguirre tiene las herramientas para sacar a situación adelante. Y entiende, también, que no es el mejor momento para removerlo de su cargo: en pocos días, San Lorenzo juega con Lanús la ida de los cuartos de final de la Copa Libertadores, el gran objetivo del semestre.

En la vereda opuesta se ubica Marcelo Tinelli. Por lo bajo, el conductor le admite a sus allegados que renovarle el contrato al ex Peñarol fue un error. Y que ese error tiene una forma de remendarse: echándolo, pero sin extender la agonía, la desidia futbolística. Para Tinelli, los últimos resultados fueron trascendentales: no soportó la eliminación de Copa Argentina contra Deportivo Morón, así como tampoco toleró el empate ante Cipoletti de Río Negro y la caída frente a Emelec salvada por Nicolás Navarro en los penales.

A partir de esto, Tinelli hizo una de las suyas: publicó el lunes un sugestivo tuit con una frase de Nelson Mandela en la que afirmaba: "No hay peor tragedia que no hacerlo".

Mientras que el miércoles habrá una reunión entre Lammens y Aguirre para ver de qué manera se compromete el director técnico a revertir el mal momento futbolístico que vive el equipo, la dirigencia no maneja un plan B concreto como para reemplazarlo. Si bien la intención es contactar a Gabriel Heinze, el Gringo no tiene la aprobación por parte del plantel debido a su rígida metodología de trabajo. Además, Heinze se niega a entablar negociaciones mientras haya otro entrenador trabajando.

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