Los problemas de Pablo Pérez en Boca continúan repitiéndose. El volante no puede centrarse y controlar sus reacciones disruptivas. En la práctica abierta para la prensa de esta mañana en Casa Amarilla, el volante le pegó dos patadas incalificables al juvenil Tomás Fernández. Gustavo Barros Schelotto apenas se dio la situación, echó al volante de la práctica.
Pérez lo buscó dos veces a Fernández, y en la segunda atacó innecesariamente la rodilla del chico que juega en reserva. Cuando se levantó, el ex Newell's ni siquiera miró a su compañero. El Mellizo no dudó: lo sacó del entrenamiento, y el mediocampista que este fin de semana iba a recuperar la titularidad se retiró del campo de juego con la cabeza gacha, sin mirar al entrenador.
A los 10 minutos de ser despedido del entrenamiento, Pérez se fue del predio en su auto. No esperó a que sus compañeros regresen de los trabajos para disculparse o dialogar con el director técnico. Tampoco ofreció disculpas públicas hoy.
No es la primera situación violenta que vive Boca en el seno del plantel. En febrero de este año, Juan Manuel Insaurralde y Jonathan Silva terminaron a las trompadas en la mitad de un ejercicio táctico. El director técnico los expulsó de la práctica y los castigó con una sanción: los multó con quince días sin cobrar el sueldo, y no pudieron disputar los amistosos que tenía planificado el club.
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