La salida de Ariel Holan de Independiente tras la obtención de la Copa Sudamericana, reavivó recuerdos de otros casos en los que los técnicos dejaron una sensación de vacío enorme entre los hinchas, que jamás hubiesen imaginado quedarse sin el hombre que les permitió abrazar la gloria.
Cuestiones personales, ofertas imposibles de rechazar o diferencias con dirigencias de turno, son algunos de los puntos que provocaron el alejamiento de clubes en los que supieron dejar una huella.
La carta que escribió Holan anunciando su alejamiento cayó como un baldazo de agua fría para una parte de Avellaneda, esa que después de tantos años pudo sacarse la espina y celebrar un título a nivel internacional. El DT supo devolverle una identidad al histórico ‘Rey de Copas’ y, por ello, esas emotivas palabras de despedida terminaron siendo un puñal al alma para los hinchas de un equipo que, seguramente, ya comenzaron a extrañarlo.
No es la primera vez ni, seguramente, tampoco será la última que un técnico decida pegar el portazo tras la obtención de un título.
Claudio Borghi, por ejemplo, lo hizo en Argentinos Juniors luego de la obtención del Clausura 2010. Después de 20 años, el Bicho volvía a dar una vuelta olímpica y se ganaba el derecho de jugar la Libertadores y también la Sudamericana, pero el Bichi fue tentado por Boca y dejó todo esto de lado, destrozándoles la ilusión a los de La Paternal.
En 2011, tras la obtención del Apertura 2010, Alejandro Sabella dejó atónitos a los Pincha, que de su mano y con Juan Sebastián Verón como figura volvieron a meterse en los primeros planos del fútbol internacional. Por diferencias en el momento de contratar futbolistas, pegó el portazo. Tiempo después se transformó en el entrenador de la Selección Argentina.
Entre 2012 y 2014, los técnicos campeones parecieron ponerse de acuerdo y todos se fueron tras la coronación.
Gerardo Martino de Newell’s (meses después dirigió al Barcelona), Juan Antonio Pizzi de San Lorenzo (se fue al Sevilla) y Ramón Díaz de River (diferencias con los dirigentes). En todos estos casos, también el hincha fue el que se llevó la peor parte.
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