Entusiasmado con su nueva función, el Flaco habló en exclusiva con POPULAR; todo lo que dijo, en esta nota

Con 80 años, César Luis Menotti tomará el cargo de director de Selecciones Nacionales el 1 de febrero.

En un mano a mano con POPULAR, el Flaco mostró entusiasmo con su nueva función y habló de todo.

A continuación, la entrevista exclusiva:

-¿Y ahora?

-Y ahora tengo que empezar como ya empecé en otras oportunidades y en otros destinos. La gran diferencia es que esto se da en la Selección.

-Casi nada.

-Sí, no puedo negar que es un estímulo muy fuerte y muy agradable a la vez. Así lo siento y así lo vivo. Nunca me olvidé de la Selección. Nunca la dejé de lado.

-¿Nunca?

-No. Yo formé parte de una etapa importante de la Selección. Y a pesar que después del 82 tuve que irme ya que no me quedaba otra porque querían bajarme los ingresos, esos ocho años que fui entrenador de Argentina son realmente imborrables. No solo por la Copa del Mundo que se ganó con unos jugadores estupendos que tuvieron respuestas brillantes, sino por todo lo que fuimos haciendo, experimentando y creciendo sobre la marcha. Fue una etapa inolvidable.

César Luis Menotti parece entusiasmado. Y lo está. Se nota. Se le adivina en el tono de voz, en el color de las palabras, en el contenido espontáneo de sus declaraciones. A partir del primer día de febrero asumirá como Director de Selecciones nacionales. La chapa tiene mucha espuma. El Flaco, sin embargo, le baja un poco el precio. Y atiende el contexto: “No importa tanto el cargo en sí. Lo que importa es lo que se puede construir. O lo que en definitiva habría que construir para ir creando mejores condiciones”.

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-¿Conocías el predio de la AFA?

-No, nunca lo visité. Lo conocí hace muy poco por una invitación de Claudio Tapia. Pensar que este predio pudo empezar a realizarse por aquel partido que hizo la Selección ante un equipo que se llamó algo así como Resto del Mundo conmemorando en el 79 el Mundial que conquistamos en el 78. Esa plata que se recaudó que creo que fue de un millón y medio de dólares o un poco más, fue el arranque y el punto de partida que terminó en esta obra de primerísimo nivel internacional que ahora disfrutan las selecciones nacionales. Antes, en cambio, nosotros para entrenar teníamos que estar de acá para allá buscando una canchita prestada. Eran otros tiempos.

-Es increíble que desde que te desvinculaste de la Selección en el 82 recién hace un par de meses recibiste la primera invitación a ver el complejo de AFA.

-Fue así. Y eso que por la Selección fueron pasando técnicos con los que mantuve una buena relación, como Passarella, Basile, Pekerman, Maradona. Pero no se dio. Y se dio ahora. La satisfacción fue muy grande. Y cuando fui me encontré con viejos afectos, con grandes recuerdos. Y con muchachos como Aimar y Samuel que me recibieron con muchísimo respeto. Roberto Ayala todavía no estaba. Aimar, por ejemplo, me comentó que su segundo nombre es César porque su papá me admiraba. Y esas pequeñas cosas, sumadas a otras, me hicieron vivir muy lindos momentos. Y de alguna manera volví a acercarme a la Selección.

-Hasta que Chiqui Tapia formalizó el vínculo.

-Sí, claro. La verdad, no me lo imaginaba. Para nada. No estaba en mis planes. Hasta que las cosas fueron sucediendo y se concretaron. Y ahora estoy a los 80 años con ganas, con las ideas que siempre me acompañaron y nunca dejé de lado y con la certeza de que yo en ningún momento me cerré al aprendizaje. En absoluto. Mi cabeza siempre estuvo abierta para incorporar conocimientos. Siempre. Y para no creer que ya sé todo. Eso limita. Cuando uno cree que sabe todo, se cierra, se aísla, se resigna. Y pierde perspectiva en los enfoques. Perspectiva y riqueza para interpretar la realidad. En este caso del fútbol.

-¿Con qué expectativas vas a sumarte a la Selección? Te lo preguntamos porque quizás alguien puede sospechar que llegás para bajar gente y subir gente de la noche a la mañana.

-No. El que piensa eso se equivoca. La función no pasa por subir o bajar gente, poner o sacar. No es así. Acá pasa por discutir de fútbol. Aunque tampoco la palabra más inteligente y adecuada es discutir. La palabra es intercambiar, interactuar, consensuar. Generar climas y condiciones favorables para que la Selección se desarrolle ganando, empatando o perdiendo. Porque yo no vengo a prometer que con mi presencia Argentina va a salir campeón del mundo. Esto no lo puede garantizar nadie. Ojalá que ocurra como ya ocurrió, pero plantear este tipo de anticipos es una locura. Lo que sí se puede plantear es que la Selección tiene que fortalecer un vínculo emotivo y sentimental con los hinchas. El fútbol argentino tiene la necesidad de fortalecer este vínculo con los hinchas.

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-¿De qué manera?

-Creando lazos perdurables entre los jugadores y la gente. Porque los jugadores juegan para la gente. Esto está claro, más allá de los tiempos del negocio. Ese escenario mágico pero real continúa existiendo. Y esa relación y esa química de ida y vuelta que establecen los jugadores y la gente no tendría que seguir debilitándose, a pesar de la enorme decadencia cultural que venimos padeciendo por cuestiones que van más allá del fútbol. Creo que la Selección expresa la gran posibilidad de reconstruir lo que durante mucho tiempo se fue perdiendo. Porque lo que se fue perdiendo fue también la identidad del fútbol argentino. Esta identidad que no es una foto vieja, hay que recuperarla. Lo que no significa quedarnos pegados al pasado y repetir todo lo que se hizo antes.

-¿Los jugadores superprofesionalizados del presente son receptivos a esos mensajes?

-Los jugadores no perdieron la sensibilidad por el juego ni por los vínculos. Siempre está latente. Hay que promoverlo. Y surge. Es la participación colectiva lo que provoca identificación, contagio, deseos permanentes de superación. Todo esto también forma parte de una armonía, de un clima. A esta altura tengo la obligación de ser lo más claro posible: voy a dejar los últimos años de mi vida en la Selección. Estoy convencido. Y muy dispuesto a hacerlo. Porque no sé si esta oportunidad me llegó en el momento justo o en un momento no tan favorable, pero siento que puedo ofrecer algo que le sirva a la Selección. Y que lo pueda capitalizar. No es un dibujo táctico o un movimiento específico propio del juego. No es aconsejarle un sistema a los técnicos de las distintas selecciones juveniles y de la mayor. Los sistemas no resuelven los grandes misterios del juego.

-Los que suelen resolver los grandes misterios del fútbol son los grandes jugadores. A la Argentina, por ejemplo, nunca le faltaron cracks.

-Y esos cracks como el Cabezón Sívori, el Pelado Grillo, Bochini y Maradona, entre otros, fueron diseñando la identidad del fútbol argentino, que por otra parte no son amplios sectores de tribunas vacías como se ven ahora. Esas tribunas tendrían que estar llenas como se las veía antes. Messi, naturalmente, es otro de los que revela un nivel superlativo y extraordinario. Ese perfil genético es una pertenencia histórica imposible de ocultar. Claro que después se podrá jugar mejor o peor, pero hay una pertenencia. La Selección juvenil y mayor también tiene que mostrar su pertenencia. Su estilo. Su idea. Y su juego. Esto se consigue con trabajo, ensayo, coherencia y una gran convicción para encarar la actualidad. Dificultades siempre va a haber. Scaloni las va a encontrar como las encontramos todos. Pero si la Selección se fortalece en todas sus áreas y promueve una relación sincera y afectiva con los hinchas de todo el país, va a sentir un respaldo y un apoyo fundamental.

-¿Eso querés lograr?

-Sí, me encantaría.

“Las circunstancias me trajeron hasta acá”

Lo que está pasando me sorprende, no lo tenía previsto”, comenta el Flaco Menotti, a pesar de la gran experiencia que aquilata desde hace varias décadas en el mundo del fútbol. Y de todos los sucesos y episodios que rodearon a su figura desde que comenzó su carrera de entrenador en 1971, acompañando al Gitano Juárez como colaborador técnico en Newell’s, hasta su llegada a Huracán al año siguiente que se terminó de expresar en plenitud en el ‘73 con la conquista de un campeonato siempre reivindicado.

-¿Qué es lo que te sorprende?

-Es que desde el mismo momento en que salió la noticia de mi nombramiento en la Selección estoy recibiendo llamados de todas partes del mundo. Uno tras otro. Es verdaderamente impresionante. No estoy exagerando para nada. Y hasta llamados que a esta altura realmente no esperaba. Pero que por supuesto son bienvenidos.

-Menciona uno que no esperabas.

-Por ejemplo, Pekerman.

-¿Por qué no lo esperabas?

-No porque nos hayamos enemistado por algo en particular. Eso de ninguna manera ocurrió. Pero con José hace muchos años que no tenía un contacto directo. Que no hablaba con él. Y se comunicó conmigo a raíz de mi llegada a la Selección. Es nada más que un ejemplo que sirve para poner sobre la mesa otros ejemplos que los mantengo en privado, más allá del interés de la prensa de acá y del exterior.

¿Y qué te sugiere lo que produjo tu arribo a la Selección?

-Ortega y Gasset dijo alguna vez que la vida es uno y sus circunstancias. Y fueron precisamente las circunstancias las que me trajeron hasta acá. Después se irá viendo que cosas van pasando durante el camino. Cosas inesperadas o cosas previsibles. No puedo anticiparme al futuro. Pero voy a intentar que sean muy positivas y valiosas para el fútbol argentino. Ese es mi objetivo.

César Luis Menotti, un hombre auténtico, que sin dudas con todo su prestigio y experiencia, podrá aportarle mucho a este momento del fútbol argentino.

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