Messi, el mejor en un equipo que mostró la peor cara

La inevitable dependencia de Argentina hacia Messi fue muy evidente en el primer cuarto de hora del partido. Ese dominio en el juego tuvo la coincidencia con el mejor momento de la Pulga. Mientras que los minutos donde Chile se hizo dueño del partido y no dejó crecer a la Argentina fueron los mismos en los cuales el 10 no tocaba la pelota y cuando lo hacía no había progreso. De todos modos la ventaja fue suya con el gol de penal, pero desde su desequilibrio ya lo estaba mereciendo.

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Porque a los 10 minutos robó e hizo que le saquen una amarilla a Aránguiz dejándolo en zona de roja. Porque a los 13 minutos cuando Mascherano se equivocó en un pase y casi genera una acción de gol rival, él se encargó de otro quite y de un pase gol a Di María que sólo frente a la salida del arquero no pudo convertir. Cuando ejecutó el penal y convirtió ya era el mejor de la selección Argentina.

Luego llegó el ocaso de su juego, y por consiguiente el del equipo que mantuvo la diferencia mínima pero no pudo ya tener el andar del inicio del partido. Igual en el minuto final un centro suyo casi genera el gol de Otamendi.

En el segundo tiempo Messi intervino poco porque se jugó casi sobre la línea de su propia área y acabó teniendo un equipo largo y desconectado, con pelotazos y muchas jugadas divididas. Apenas una aparición tras una corrida de Rojo y un pase atrás que la Pulga disparó sin estar bien armado y la bola se fue por arriba. Fue la única llegada más o menos peligrosa en casi una hora de partido.

Agotado, con fastidio y en un campo de juego que empeoró todo, el 10 terminó corriendo detrás de la pelota para poder tenerla un poco y darle pausa a la Selección. Nada de eso pasó y ni siquiera una contra pudo armar como para que no sea un sufrimiento el final del partido. Argentina ganó por Messi y sus escasas apariciones le bastaron para ser el mejor del equipo.