Hay un número 2 en Olimpo que tiene más protagonismo que el resto de sus compañeros. Es 2003 y él, pelado de cabeza brillante, se caracteriza por su juego brusco y su impunidad para sacar la pelota de la cancha con un pelotazo violento y eficaz. Es contratapa de diarios deportivos y distintas empresas lo convocan para que protagonice sus avisos publicitarios. Es simpático y se gana el corazón de sus hinchas, que hacen banderas y lo piden para la Selección.
Hay un negocio en San Martín de los Andes que se llama "Los 4 Quesos". Vende fiambres y productos regionales. Trabaja muy bien y es reconocido en la zona. Es noviembre del 2014 y del otro lado del mostrador, en el frío pueblo de 30.000 habitantes, hay un pelado. Es simpático, se queda charlando con los clientes y no deja de sonreír mientras prepara los pedidos.
Los dos pelados, en realidad, son uno: Mauro Laspada.
Los años de oro pasaron. Después de su periodo en el equipo bahiense, empezó una gira: Unión de Santa Fe, Olimpo, Alvarado de Mar del Plata y Sporting de Punta Alta, el equipo que lo vio nacer. Sin embargo, Laspada recuerda sus días de fama: "Le saqué provecho a todo eso de rústico y demás. Me tocó hacer una publicidad para un banco en el Mundial 2006 y, con todas las limitaciones que tenía adentro de la cancha, estuve en la revistas Gente, Caras y El Gráfico", le cuenta a DIARIO POPULAR.
Hasta que el ex técnico de Independiente dejó su cargo.
Ahí le llegó su chance. Se puso el buzo y entrenó —de manera interina— al primer equipo, que jugaba en Primera División. Fueron cuatro partidos: dos empates y dos caídas. Volvió a tercera. Y cuando el Aurinegro descendió, empezó a dirigir las juveniles: lo formó a Ezequiel Parnisari, el lateral derecho titular del equipo de Walter Perazzo.
A fines del 2013 lo llamaron de Salta. Eran de Juventud Antoniana. Duró 27 encuentros: "Fueron nueve victorias, nueve empates y nueve derrotas. Hicimos 24 goles a favor y 21 en contra", enumera con memoria fotográfica, como si tuviera los números ahí, delante de él. Se fue porque hubo un cambio de autoridades: "En Salta me quieren mucho. Fue una experiencia hermosa".
"San Martín es muy tranquilo. Tranquilo de verdad, eh. El domingo fuimos a un lago y estaba sólo con mi novia... imaginate", describe.
Sin embargo, quiere volver al fútbol. "A veces me pica el bichito, ¿viste?". Afirma que ve partidos "cada vez que puede". Y espera su posibilidad para volver a trabajar en algún equipo: "En enero mi representante se va a mover. Ahora que sé cómo funciona mi negocio, podría irme a otro lado y dejar un encargado acá, je", ríe.
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