Julio del 2012. Iván Alonso es goleador, figura y dueño del equipo en Toluca, Méjico. Tiene 33 años y, por segundo año consecutivo, acaba de ser el máximo artillero del campeonato azteca. Entonces, mientras su equipo se prepara para armar un equipo alrededor suyo, él decide retirarse del fútbol. Así, intempestivamente: el uruguayo, surgido en las inferiores de River Plate de Uruguay, comunica que ya está, que es tiempo de colgar los botines.
Un sábado llama a una conferencia de prensa para dar a conocer su decisión. Sus motivos se vinculan a su estado de salud: "Es una decisión personal y familiar. Tengo problemas cardiacos. Y jugar a los 2400 metros de altura, como juega Toluca cada vez que es local, me hace muy mal. Por eso tomé la decisión de retirarme del fútbol: mi madre y mi esposa me lo han pedido de rodillas. Da igual lo que diga el parte médico", decía. Había razones: días antes, se había desmayado en la pretemporada que el equipo hacía en Acapulco.
Y había, también, un antecedente: compartió equipo con Dani Jarque, el central que jugaba en Espanyol y falleció en el medio de un partido por —y acá está el motivo— problemas cardiacos.
Después de eso, el lío. Alonso viajó a Estados Unidos a hacerse estudios, que le dieron bien: los médicos -el parte médico- le dicen que puede continuar jugando. Y él, en lugar de volver al club mejicano, con quien tenía contrato, decidió regresar a Uruguay. Su llegada a Nacional, polémica por donde se viera, llegó hasta FIFA, que falló a favor del jugador.
Alonso, en Nacional, a pesar de sus 36 años, se convirtió —otra vez— en goleador, figura y dueño del equipo. En el último campeonato, donde el Bolso fue campeón, con 22 tantos, quedó en la cima de la tabla. Es titular y no sufrió lesiones graves, de esas que pueden tener a maltraer a un futbolista de su edad. Por eso Gallardo se fijó en él: sabe que le puede aportar gol y experiencia, dos ítems que escasean en entre los delanteros argentinos.
Esa experiencia tiene un gran trajín europeo. Entre 2000 y 2010 pasó por tres clubes españoles: Deportivo Alavés, Real Murcia y Espanyol. En su carrera acumula 180 goles, una cifra nada despreciable para un goleador: 81 de ellos los metió en La Liga.
Enzo Francescoli ya preguntó por él. River, de a poco, empieza a formalizar su interés. El delantero jugó sus fichas: su contrato vence a mitad de año y él no pidió una extensión, sino que, por el contrario, les comunicó a los dirigentes que Gallardo lo llamó y que desea jugar en River. Mañana, en Asunción, Paraguay, cuando se encuentren Rodolfo D'Onofrio y José Luis Rodríguez, presidente de Nacional, podrían concretar la transferencia.
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