Bajo la lluvia torrencial de un 5 de agosto de 2015, en un Monumental estallado, el equipo de Gallardo coronó un título inolvidable por lo que generó en los años que siguieron y por lo que tuvo que atravesar para levantar esa Copa que hoy cumple un lustro

Fue el año del sufrimiento el 2015, que acabó con la fiesta de aquella Copa Libertadores el 5 de agosto y con la foto de la final del mundial de clubes ante quizá el mejor Barcelona de la era Messi. Por todo lo qué pasó para ganar esa Libertadores es que se generó una mística que luego se certificaría en especial ante Boca y por otras dos finales del mismo certamen en solo los 4 años siguientes con aquella recordada historia en Madrid.

Pero la precuela de todo fue el verano del 2015. River perdió 5-0 con Boca en Mendoza a una semana de jugar la final de la Recopa Sudamericana ante San Lorenzo y el clima se puso espeso a pesar que River venía de ganar un semestre glorioso, en especial por la eliminación a Boca. Sin embargo, el equipo, el mismo del cachetazo de verano, le ganó a San Lorenzo y volvió a tener un título.

Se levanto para poder entrar a la Libertadores con furia. Pero ya desde el sorteo las cosas fueron una mala noticia. La altura de Oruro, una insólita cancha sintética en Perú y los miles de kilómetros hasta Monterrey. Así la fase inicial fue un calvario a la que superó como el peor segundo, ganando sólo el partido final ante San José y ayudado por Tigres que le ganó a los peruanos de visitante. Sin olvidar que estaba eliminado en Monterrey cuando iba perdiendo 2-0 y sobre la hora lo empató.

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River se pone a punto con la vuelta de los extranjeros

“Ahora nos van a tener que aguantar, nos abrieron una ventanita y nos metimos” dijo Gallardo. Lo que siguió fue Boca y esa locura de volver a un cruce eliminatorio. En la ida fue 1-0 y en la vuelta de la Bombonera el caos del gas pimienta y la suspensión que marcaría un hecho espantoso.

El desgaste emocional y la carga de eso lo dejo a River golpeado por eso en los cuartos casi queda afuera contra Cruzeiro. Perdió 1-0 de local y ya le estaban comprando las flores para el funeral. Pero cómo había pasado hasta ese momento había que creer y River fue a Belo Horizonte por la hazaña y la logró con un 3-0 que aún hoy está como un momento inolvidable.Habría un receso en el cual el equipo perdería dos jugadores claves Rojas y Teo Gutiérrez.

Pero también de ese golpe se recuperaría, porque traería jugadores que aportarían mucho, como Alario con goles claves, Tabaré Viudez con un pase único en Paraguay o con Lucho González que jugó los 4 partidos que faltaban y con Bertolo que en la final fue muy importante. Las semifinales con Guaraní se pasaron con seguridad tras el 2-0 de local y el 1-1 de visita. La final fue con Tigres y trajo buenas noticias.

Porque ya lo calificaba a River al mundial de clubes y porque le daba el derecho de jugar la segunda final de local. Así fueron a Monterrey para un 0-0 de alto costo porque perdieron a Mercado que llegó a la tercera amarilla y en la semana se lesionó Mammana que era su reemplazante, porque expulsaron a Gallardo y porque se desgarraron Viudez y Mora.

Para la vuelta se dio la titularidad de Cavenagui que cerraría su carrera levantando la Copa Libertadores y habría un 3-0 construido con gol de Alario al minuto final del primer tiempo y por otros dos goles más en el segundo de Sánchez y Ramiro Funes Mori. Cerca de la medianoche, bajo una lluvia torrencial, coronó.

River levantaría su tercera Copa Libertadores de la historia, la que le abría la puerta a un ciclo brillante que agregó luego 8 títulos más, incluyendo la final del 2018 ante Boca en Madrid.

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