Los gestos de tristeza y la salida del estadio en silencio pintaron con precisión el estado de ánimo de Lionel Messi luego del derrumbe de Barcelona en Anfield. No hacía falta preguntarle cómo se sentía, ni hacía falta que lo dijera expresamente. El 3 a 0 a favor en la ida, con soberbia actuación suya -dos goles incluidos-, ya había sido sepultado por una marea roja de fútbol intenso, simple y eficaz, y el sitio en la final de la Champions League estaba en poder del gran Liverpool de Jürgen Klopp. El martes, Barcelona y Messi recibieron un golpe demoledor e inesperado, difícil de asimilar teniendo en cuenta las ambiciones del equipo azulgrana y la ventaja con la que había viajado hacia Inglaterra. Y como cada cosa que le ocurre al mejor jugador del mundo tiene repercusión directa también en la selección argentina, por su inmensa calidad y por lo que influye en compañeros y adversarios, desde este rincón del mundo vale preguntarse cuánto pesará el sacudón en el dueño de la camiseta número 10, a poco más de un mes del debut del equipo nacional en la Copa América de Brasil.
Al respecto, ayer mismo habló el DT de la selección Argentina y remarcó: “Es todo muy reciente. Tiene que levantarse porque tiene una final de copa en pocos días”, indicó Lionel Scaloni en relación a la final de Copa del Rey que se viene, ni consuelo para Messi tras la frustración en Champions. “Es un palo importante, pero tiene que reponerse para lo que viene”, casi que le imploró el DT de la Selección a su ancho de espadas para la Copa América.
Lionel Messi la pasó feo con un grupo de hinchas del Barcelona en el aeropuerto de Liverpool
A mediados de 2018, en la presentación del plantel, Messi definió el reto principal: esforzarse para que la Champions volviera a Barcelona. Lo afirmó e hizo un aporte vital durante la campaña: 12 goles y actuaciones sobresalientes que incluso disimularon falencias del equipo, como sucedió la semana pasada, cuando la amplia ventaja sobre el propio Liverpool únicamente se explicó analizando su faena.
Pero la ilusión se hizo trizas y la evaluación de las secuelas del 0-4 todavía no arroja conclusiones definitivas. Sin embargo, la pelota seguirá rodando. Barcelona enfrentará a Valencia el 25 de este mes en la final de la Copa del Rey y después Messi volverá a calzarse la camiseta argentina y a lucir el brazalete en la Copa América, donde el seleccionado mayor intentará cortar una racha sin títulos que ya acumula 26 años. En medio de un proceso de inevitable renovación, la Argentina de Lionel Scaloni necesitará más que nunca de su máxima estrella. Y para llegar pleno a Brasil, el capitán deberá archivar el profundo dolor que hoy siente y renovar su hambre de gloria. No será fácil, imaginamos, pero sólo el transcurso del tiempo escribirá con certeza las respuestas que reclaman los interrogantes.
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