Llegaron a la última fecha separados por dos unidades, cuando cada triunfo valía también dos: Boca, como líder; River, como escolta. El local estaba obligado a ganar para ir a un desempate, mientras que al Xeneize le alcanzaba con un punto para consagrarse. Y de acuerdo a lo sucedido de arranque, pareció que el Boca de Alfredo Di Stéfano se encaminaría hacia una cómoda victoria...
A los 12 y a los 35 minutos del primer tiempo,
Norberto Madurga, un mediocampista adelantado a los tiempos, que combinaba en su juego dinámica y buena técnica, anotó los dos goles auriazules de la misma manera, pasando a posiciones ofensivas con sorpresa, y les dio un mazazo a las ilusiones de River.
Sin embargo, el equipo de
Angel Labruna descontó por intermedio de
Oscar Más antes de que finalizara la etapa inicial, y Víctor Marchetti marcó la igualdad definitiva promediando el segundo tiempo. La paridad se mantuvo hasta el pitazo final de Oscar Veiró, que desencadenó un cierre soñado por los boquenses: campeones... y en el estadio de River. Boca pudo cumplir con el rito de la vuelta olímpica, más allá de que alguna mano abrió los grifos de riego del campo de juego como para impedirlo. Los aplausos de muchos plateistas de River completaron un desenlace que hoy suena extraño.
Aquel histórico 14 de diciembre de 1969. Boca formó con Sánchez; Suñé, Meléndez, Rogel y Marzolini; Madurga, Medina y Savoy; Ponce, Angel Rojas y Peña. River lo hizo con José Pérez, Ferreiro, Miguel Angel López, Recio y Vieytez; Carlos Rodríguez, Merlo y Marchetti; Montivero, Trebucq y Más.