Un fraile que fabricó cartuchos y demostró bravura en la batalla, el hombre que puso la cara en la batalla de Chacabuco y el brigadier chileno: un repaso por los perfiles de hombres que también hicieron posible la epopeya del Cruce de los Andes..

Luis Beltrán

"Si los cañones tienen que tener alas, las tendrán", dijo antes de iniciar la travesía. El fraile Luis Beltrán fue el encargado de producir la artillería, las monturas y todos los vehículos de transporte que necesitó el General José de San Martín en el Cruce de los Andes.

Sí, Luis Beltrán era un hombre de la iglesia. Ingresó al Convento de San Francisco en Mendoza. Allí estudió y se capacitó en física y mecánica hasta que decidió seguir con la vocación religiosa que tenía.

Después de una campaña por Chile que lo vio perdedor a manos de los realistas retornó al país. Sin embargo, en aquel paso por el país trasandino, la recomposición de la artillería le alcanzó para ganarse la confianza del General San Martín quien lo puso a cargo de la fabricación de artillería del Ejército de Los Andes.

Con la ayuda del pueblo cuyano generó un rápido ritmo de fabricación. Tal cual cuenta Felipe Pigna en el libro "La Voz del Gran Jefe", Luis Beltrán tenía a su cargo a 700 artesanos y operarios. Para la travesía generó un millón de cartuchos, tanto para los cañones como para los fusiles.

Uno de los principales escollos en la carrera militar de Beltrán fue el inspector general del Ejército, José Gazcón, quien se opuso al crecimiento por considerarla "anticatólica".

Aun así, las memorias de diversos protagonistas de la batallas de Chacabuco y Maipú lo muestran como un baluarte del ejército. En el parte de la batalla del 12 de Febrero de 1817, San Martín escribió: "A sus conocimientos y esfuerzos extraordinarios, auxiliado del benemérito emigrado chileno D. N. Barrueta, se debe el transmonte de la artillería con el mejor suceso por las escarpadas y fragosas cordilleras de los Andes y nada se ha resistido al tesón infatigable de aquel honrado oficial". Además, fue condecorado por disposición del Gobierno de las provincias unidas del Rio de La Plata.

Lejos de sus hábitos, también se lo recuerda en varias memorias por la bravura que mostró para entrar en batalla y luchar como soldado del Ejército de Los Andes. Murió el 8 de diciembre de 1827, a los 43 años de edad.

Miguel Estanislao Soler

La epopeya de Los Andes fue uno de las proezas más importante de toda la historia argentina. El punto final de esa travesía fue la batalla de Chacabuco que terminó con una importante caída de los realistas. Sin embargo, la victoria del Ejército de Los Andes durante esa tarde también incluyó modificaciones dentro del cuerpo principal. Tras la finalización, el Brigadier Miguel Estanislao Soler se volvió a Buenos Aires por un enojo con uno de los Libertadores.

Durante 1816 el Brigadier había sido ascendido a General del Estado mayor del Ejército de Los Andes. Allí se enteró que llevaría adelante la columna que avanzó junto al Jefe del Ejercito, el General San Martín y el Brigadier Bernardo O'Higgins. De extensa trayectoria militar, antes de la campaña en Cuyo, Soler participó en distintas luchas contra el colonialismo europeo. Incluso formó parte en la defensa contra las invasiones inglesas en 1806 y 1807. Además, había sido de vital importancia en diferentes batallas en la Banda Oriental bajó el mando de José Artigas.

En la campaña por la Cordillera de Los Andes, Soler obtuvo el reconocimiento por sus combates en "Las Coimas" y en "Achupallas". En ambos casos, los cruzamientos con las fuerzas realistas le dieron victorias contundentes. De hechos, esas dos peleas fueron las últimas previas a la crucial batalla de Chacabuco que quedaría en los libros de historia por su simbolismo.

Sin embargo, después de la conquista en Chacabuco surgió un problema. El plan principal del General San Martín estipulaba que O'Higgins atacara por el este, Soler lo hiciera por el Oeste y San Martín de frente. No obstante, al no recibir órdenes el militar chileno inició el ataque. San Martín se dio cuenta de la situación y, sin posibilidad de reformular la indicación a Soler, se lanzó junto al brigadier chileno.

Rápido de reflejos, el propio Soler se lanzó al ataque sobre la retaguardia realista que, sin comprender la estrategia militar, cayó derrotado sin atenuantes. En el parte de la batalla, San Martín sostuvo: "Estoy sumamente reconocido a la brillante conducta, valor y conocimientos de los señores brigadieres don Miguel Soler y don Bernardo O'Higgins"

Luego, puertas adentro, Soler echó culpas y criticó el accionar de O'Higgins en batalla. Esas discusiones tomaron público conocimiento y el brigadier enfrentado a su colega chileno fue separado del Ejército de Los Andes y enviado a Buenos Aires. Falleció en septiembre de 1849 después de una vasta carrera militar que incluyó el nombramiento como comandante de las fuerzas urbanas por parte de Juan Manuel de Rosas.

Bernardo O'Higgins Riquelme

Al mando de unas de las divisiones acompañó al General José de San Martín en la larga travesía. Junto al prócer argentino siguieron la ruta del paso de Los Patos con Miguel Soler como ladero. Bernardo O'Higgins Riquelme estuvo al mando de mil hombres del Ejército de Los Andes y acompañó con brava valentía la excursión por la cadena montañosa que terminó en la batalla de Chacabuco.

La República de Chile lo tiene como el máximo exponente en su independencia, aún más que a San Martín a quien los libros de historia lo nombran como un simple acompañante. A base de batallas y decisiones en contra de los realistas y a favor de los pueblos se ganó un lugar en la historia como uno de los "Libertadores de América". La unión al Ejército de Los Andes se produjo por pedido del Director Supremo del Cabildo, el peruano Ignacio Álvarez Thomas, quien lo veía como un posible baluarte en la expedición,

La decisión fue adoptada en Buenos Aires a principios de 1816, un tiempo después de que se le reconociera el grado de Brigadier de las Provincias Unidas del Río de La Plata. Tras el pedido de Thomas, el encuentro con el Jefe del Ejército de Los Andes se dio en la región de Cuyo, lugar donde San Martín era Gobernador.

Una de las primeras indicaciones que recibió de manos de San Martín fue listar la localidad de "El Plumerillo". La localidad ubicada a unos kilómetros del centro de la ciudad iba a ser la base de los talleres de armería, descanso y formación de soldados. El campamento funcionó a la perfección y así fue como formó un ejército que contó con más de 5 mil hombres.

La toma de decisiones, la bravura y, sobretodo, la inteligencia del chileno llevó a que con el correr del tiempo, San Martín y O'Higgins se hicieran grandes amigos. Incluso existen dos imágenes que los retratan en momentos emotivos y de gloria. Uno de ellos es "el Monumento a la Amistad inmortal" en el cual se los puede ver a ambos empuñando la misma espada.

No obstante, el más significativo es "el abrazo de San Martín y O'Higgins en Maipú". La imagen que es representada en el óleo se dio luego de una guerra decisiva para la Independencia de Chile que los tuvo a ambos como grandes protagonistas. Ahora el cuadro descansa en Muso de Historia Nacional, ubicado en Parque Lezama.

Finalmente, el prócer chileno alcanzó el título de Director Supremo de Chile hasta 1823. Falleció en Lima el 24 de octubre de 1842 a los 64 años.

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