Romina Atencio es coach y mentora de mujeres y parejas. Para cualquier consulta, comunicarse al correo electrónico [email protected]. Instagram: @diosalmica. YouTube: @rominaatenciocoaching.

Vivimos en un tiempo en el que el ruido externo parece imposible de evitar: noticias constantes, exigencias laborales, presiones económicas, demandas familiares. Pero, curiosamente, el ruido que más nos agota no proviene de afuera, sino de adentro. La rumiación mental -ese giro repetitivo de pensamientos, preocupaciones y miedos- se volvió una de las cargas silenciosas de nuestro tiempo. No discrimina edad, género ni clase social. Cansa, desgasta, agota.

Y mientras la psicología tradicional ha estudiado este fenómeno durante décadas, hoy surgen nuevas preguntas y nuevas miradas: ¿Es posible “apagar” el ruido de la mente ¿Existen prácticas capaces de dar un respiro real, un silencio, una pausa interna? ¿Puede la conciencia expandirse cuando el diálogo interno finalmente cede?

En esa búsqueda aparecen dos caminos muy distintos, casi opuestos en forma pero unidos en intención: la respiración consciente y la psilocibina. Una accesible, legal, cotidiana. La otra más compleja, estudiada en contextos clínicos, rodeada de debates éticos, científicos y legales. Ambas generan curiosidad. Ambas están siendo observadas por la ciencia. Y ambas parecen, de algún modo, tocar ese núcleo profundo donde se aloja la rumiación.

Esta nota no busca afirmar ni promover. Busca abrir preguntas. Indagar lo que ya se sabe. Y dejar la puerta entreabierta a lo que aún falta descubrir.

Ruido interno: una maquinaria que no para

La rumiación es una actividad cerebral muy costosa. Es pensar sin parar, sin avanzar. Es quedar atrapados en lo que hicimos, lo que no hicimos, lo que puede salir mal. Desde la neurociencia, muchas investigaciones señalan que esta actividad está vinculada a la red por defecto del cerebro (DMN, por sus siglas en inglés): un conjunto de regiones que se activan cuando no estamos enfocados en una tarea y comenzamos a “pensar en nosotros mismos”.

La particularidad de esta red es que, cuando está hiperactiva, se asocia a depresión, ansiedad y estrés crónico. Es como un motor que nunca descansa. Y entonces, surge la pregunta: ¿Hay prácticas capaces de reducir temporalmente esa actividad para permitir un descanso mental profundo?

Apagar el ruido a través del aire

La respiración consciente -o breathwork- viene ganando terreno en occidente, aunque tiene raíces milenarias. Puede ser suave y profunda, como en la respiración diafragmática; o intensa, rítmica, como en técnicas modernas. Lo interesante es que la ciencia está empezando a comprender cómo afecta al cerebro.

1. Regulación fisiológica inmediata

Al respirar lento y profundo, activamos el nervio vago, responsable del sistema nervioso parasimpático, el modo “descanso y digestión” del cuerpo. Esto frena la cascada bioquímica del estrés y desacelera funciones internas.

2 Modulación emocional

Estudios recientes con neuroimagen muestran que prácticas de respiración controlada pueden disminuir la actividad de la amígdala, una región clave en la respuesta emocional intensa. Menos activación emocional = menos rumiación.

3 Cambios en la percepción

Algunas investigaciones curiosas han observado que determinadas técnicas de respiración pueden generar sensaciones subjetivas parecidas a las experiencias psicodélicas:

-Aumento de la introspección.

-Sensación de unidad.

-Liberación emocional.

-Distorsión leve de la percepción temporal.

Todo sin sustancias. Sólo a través del aire.

La pregunta surge:

Si respirar de un modo particular puede alterar ondas cerebrales, emociones y actividad neuronal... ¿Podría también reducir, aunque sea por momentos, el diálogo interno que nos persigue todo el día?

No hay una respuesta definitiva, pero los estudios sugieren que sí: la respiración podría ser una herramienta accesible para silenciar la mente y abrir espacio a nuevas formas de conciencia.

respiracionconsciente
La respiración consciente tiene raíces milenarias.

La respiración consciente tiene raíces milenarias.

Psilocibina: apagado profundo ¿o reinicio?

Del otro lado del espectro aparece la psilocibina, el compuesto activo de ciertos hongos psicodélicos. A diferencia de la respiración, su uso recreativo es ilegal en muchos países -incluida Argentina-, pero sí se está investigando en contextos clínicos y académicos. Ya está siendo testeado su uso medicinal para tratar la depresión y la ansiedad.

¿Qué está observando la ciencia?

Los estudios, especialmente desde instituciones como Johns Hopkins y otras universidades, señalan algunos patrones interesantes:

1. La psilocibina reduce drásticamente la actividad de la red por defecto (DMN)

Es decir: justamente la red vinculada a la rumiación.

Cuando esta red se “silencia”, se experimenta:

-Pérdida temporal del sentido rígido del yo.

-Disolución del pensamiento repetitivo.

-Mayor apertura perceptual.

-Sensación de amplitud mental.

Es como si la mente dejara de girar en círculos.

2. Produce nuevos caminos neuronales

La psilocibina parece aumentar temporalmente la plasticidad cerebral, generando patrones de conectividad que no suelen ocurrir en la vida cotidiana. Esto permitiría nuevas perspectivas, insights e interpretaciones de experiencias personales.

3. Emociones intensas que reorganizan la experiencia interna

Los estudios clínicos reportan que muchas personas experimentan:

-Catarsis emocional.

-Profunda introspección.

-Una sensación de conexión con la vida.

-Alivio de angustias persistentes.

Y en casos de contextos terapéuticos -con acompañamiento profesional- se observó reducción de síntomas depresivos.

Pero es importante aclarar: esto se estudia en entornos controlados, con profesionales capacitados, en países donde estas prácticas están reguladas. No es equivalente a un uso improvisado, ni es inocuo, ni es recomendable sin cuidados estrictos.

¿Son prácticas comparables?

A primera vista, aparecen mundos distintos

-Una es aire, cuerpo, movimiento interno.

-La otra es una sustancia psicodélica natural con fuerte impacto cerebral.

Pero ambas comparten un objetivo: interrumpir por un momento la actividad predecible, repetitiva y agotadora de la mente.

Puntos en común:

-Ambas pueden reducir la actividad de la red por defecto.

-Ambas pueden producir estados de conciencia distintos al habitual.

Ambas pueden disminuir la rumiación temporalmente.

Ambas pueden generar sensación de “expansión” o “claridad”.

Diferencias cruciales:

-La respiración es accesible, segura y legal.

-La psilocibina conlleva riesgos, requiere acompañamiento profesional y no es legal fuera de entornos autorizados.

-La respiración necesita práctica y constancia.

-La psilocibina tiene efectos agudos pero necesita un contexto muy cuidado.

La búsqueda de silencio interno

Más allá de técnicas, sustancias o debates, lo que une todas estas investigaciones es una búsqueda universal:

Descansar de uno mismo.

Dejar de escuchar esa voz interna que critica, anticipa, teme, repite.

Hacer espacio para otro tipo de pensamiento, más intuitivo, más creativo, más silencioso.

Tal vez por eso estas prácticas generan tanta curiosidad. Porque cualquiera que haya vivido atrapado en sus propios pensamientos -la mayoría de nosotros- sabe lo valioso que sería tener un botón de “pausa”.

Romina Atencio

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¿Podrían expandir la conciencia humana?

Esta es la gran pregunta abierta. Cuando la mente se calma, cuando el ruido baja, cuando la red por defecto descansa, algo curioso sucede: empezamos a percibir más.

Más de nosotros mismos.

Más del cuerpo.

Más del entorno.

Más del presente.

Algunos investigadores plantean que estos estados podrían ayudar a contemplar la realidad desde una perspectiva más amplia, profunda o sensible. Otros creen que son fenómenos temporales de desactivación neural.

La ciencia no tiene consenso. La experiencia subjetiva tampoco.

Pero la pregunta permanece:

¿Puede el silencio de la mente abrir la puerta a una conciencia más grande?

Importante aclaración ética y legal

La psilocibina:

-Está en estudio en varios países.

-Muestra resultados promisorios en contextos terapéuticos.

-Pero su uso recreativo sigue siendo ilegal en Argentina.

Por eso, este artículo solo la aborda desde la dimensión científica y reflexiva, sin sugerir consumo ni autoprácticas.

Conclusión: más que técnicas, invitaciones

Tanto la respiración consciente como las investigaciones sobre psilocibina apuntan a un mismo deseo humano: apagar el ruido para volver a escucharnos.

Tal vez la pregunta no sea si una técnica o una sustancia pueden llevarnos a la expansión de la conciencia, sino qué hacemos con el pequeño silencio que logramos, aunque sea por un instante.

¿Es ese instante suficiente para transformarnos? ¿Puede un momento de pausa mental cambiar la manera en que vivimos? ¿Es en ese espacio, justo ahí, donde empieza a despertarse algo más grande?

Todavía no lo sabemos. Pero vale la pena seguir preguntando.

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