Corría 1969. Los dos amigos estaban al borde del desánimo luego de recibir solo rechazos en varias compañías grabadoras a las que no les interesaban esas canciones que quizás no eran divertidas ni con gancho, pero tenían el valor del testimonio sobre personajes entrañables y luchadores de la vida.
Finalmente, la última moneda cayó del lado correcto, y un directivo de apellido Techeiro de CBS, vio la veta ideal para hacer un buen negocio para el Día del Padre. Sin darse cuenta, ese descubridor de talentos le daba el puntapié inicial a una dupla que con el tiempo haría historia en la música popular argentina.
El tema que llevaban los dos amigos, cantante y letrista, evocaba al padre de uno de ellos con una simpleza y al mismo tiempo una profundidad conmovedora, y muchos podían identificarse con esa imagen. La canción se llamaba "Mi Viejo" y en poco tiempo vendió más de 500 mil placas. Los autores, claro eran Piero De Benedictis y José Tcherkaski, Piero y José para el gran público.
A 50 años de aquel hito, que conoció a lo largo del tiempo más de 400 versiones en todo el mundo, desde una en italiano cantada por Iva Zannicchi hasta otra reciente entonada en idioma chorote, de un pueblo originario del norte, por Miriam García, José Tcherkaski (76), quien además de autor tuvo como periodista una larga trayectoria y escribió más de 30 libros, recuerda con orgullo esa obra que evoca a su viejo, un inmigrante ruso llamado Mario, que vino como tantos otros a labrarse un destino en la para él lejana Argentina.
Desde su pequeño departamento de la calle Paraguay, José desanda con la memoria aquel camino comentando que "cada parte de la canción es una imagen que evoco de mi papá, a quien perdí a los 14 años, pero que era un tipo muy preparado, que nació en Rusia en 1905, y en la década del 30 llegó a Sudamérica, primero a Uruguay y luego a Argentina, donde se estableció cerca de San Juan y Boedo, donde nacimos mi hermano Osvaldo, un gran periodista y escritor, y yo".
Destaca que "mi mamá venía de una familia campesina de Polonia, y acá se conocieron y casaron, y una vez aquí se dedicó a vender sábanas, pero en su tiempo libre amaba leer, con mi hermano siempre recordamos que pasaba las noches en la cocina leyendo obras rusas. Aunque dominó rápido el idioma, creo que nunca se asimiló del todo a su país adoptivo".
Tras la muerte de Mario, José y su hermano, 5 años mayor, debieron salir a trabajar muy jóvenes. Cuenta que "mi primer trabajo fue en una fábrica de cola sintética, mientras estudiaba el industrial. Pero al tiempo, por un contacto, como ya me gustaba el periodismo, alguien me ofrece ser cronista en un periódico llamado Imagen del País, era a comienzos de los 60 y fue mi inicio en la profesión".
Relata que "haciamos informes con debates diversos, en uno de ellos se trató la literatura argentina, citábamos a escritores y desgrabábamos en un viejo Geloso. Por una mala interpretación un día recibo un llamado en la empresa donde trabajaba, y al preguntar quién era, me dice: Ernesto Sábato. Llamaba para decirme de todo por supuestas declaraciones suyas que no eran verdad según él. La discusión llegó a tal tono que terminé insultándolo y cortándole. Todos me miraban, no podían creer que le hubiera dicho eso a una figura como Sábato".
En ese medio era diseñador Pérez Celis, pero además lo dirigía otro gran periodista y escritor, Rubén Tizziani, quien al poco tiempo logró hacer entrar primero a su hermano y luego a José a la revista Siete días, uno de los semanarios más vendidos en los años 60. Así, José, quien destaca que "yo en esos años era más cronista, no sabía escribir tanto, pero luego fui aprendiendo" comenzó un largo periplo por una actividad que lo llevó por todo el país y todo el mundo.
Desde 1967 a 1973, José hizo en Siete Días notas sobre actualidad, pero destaca por sobre todo las giras al interior profundo del país. Remarca que "aunque algunas temporadas hacía el verano en la Costa, lo más valioso fue conocer gente de trabajo en todos lados: el Impenetrable, la vida de los algodoneros, de los tabacaleros, los cañaverales, la subsistencia básica de muchos pobladores, y allí se me abrió un universo de atracción por lo social".
José asegura que "al nutrirme de todo eso surgió la poesía, los escritos y el reflejo de esa realidad" y comenta que "a Piero lo conocí en una visita suya a la revista, enseguida tuvimos buena onda, empezamos a reunirnos y así surgieron más de 30 canciones, entre ellas "Mi viejo", "Pedro Nadie", "Juan Boliche", "Valdemar, el brasilero", "La gringa", todos temas que tuvieron gran repercusión, que mostraban una realidad y retrataban a personajes que yo conocí".
Más adelante, en una etapa de mayor compromiso político, aparecieron "Como somos", ganador de Festival Buenos Aires de la Canción, que cantaron Fedra y Maximiliano, "Coplas de mi país", "Para el pueblo lo que es del pueblo" y "Que se vayan ellos". José dice que "al final tuvimos que irnos nosotros, porque a muchos artistas nos amenazaron, y partimos al exterior, primero a Panamá, porque conocíamos al presidente Torrijos, y luego recalamos en España".
Destaca que "allí Piero se fue al campo, y armó su granja, y yo me mudé cerca de Madrid, y nunca dejaré de agradecerle a la gran Cipe Lincovsky su ayuda en tiempos complicados, hasta me consiguió un lugar para vivir. Por suerte luego conseguí trabajo en la revista Cambio 16 y pudimos levantar cabeza con mi esposa, que era arquitecta, hasta nuestro retorno en 1979".
Autor de más de 30 libros, entre ellos antologías y semblanzas sobre Juan L. Ortiz, Omar Torrijos, Yupanqui, el Cuchi Leguizamón y Copi, José (padre de Iván, psicólogo de Boca, Mora y Sol, hijas de su segunda pareja), tuvo una segunda etapa como redactor de Siete Días.
Fue en los años 80, cuando llegó a ser secretario de redacción, y no deja de agradecerle a Tizziani que "me dio otra oportunidad cuando volví del exterior" y destaca entrevistas a figuras del cine como Federico Fellini en la misma Cinecitta, los grandes estudios de Roma, a Alberto Sordi cuando estuvo en Mar del Plata, y las varias notas a Carlos Monzón en sus mejores tiempos.
Desde comienzos de los 80, José volvió a su sociedad autoral con Piero a lo largo de dos décadas, componiendo la mayoría de las canciones del intérprete y compartiendo giras, y además, concretó obras como "Bronca Buenos Aires", junto a Jorge López Ruiz y "Yo judío", con el aporte de Cipe Lincovsky y Valeria Blanco.
En materia literaria, Tcherkaski compiló en su último libro, "50 años de bronca", toda su obra: letras, poemas, reportajes, reflexiones e imágenes valiosas, y destaca que "el libro no estará a la venta, sino que se distribuirá en bibliotecas y universidades", y que además está acompañado de un CD en el que no falta, por supuesto, "Mi Viejo".
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