Durante el fin de semana un vuelo de Flybondi tuvo que ser suspendido porque el avión chocó la cola con el piso en el aeropuerto de Iguazú. Esta no es la primera situación llamativa que le ocurre a la empresa low-cost. A otros incidentes similares también se le suman críticas por cancelaciones, errores con las valijas y desperfectos técnicos.
La fisura en el fuselaje del avión que se vio en Misiones no es el primer problema que se manifiesta en la aeronave.
A mediados de marzo, un vuelo que tenía que partir a las 19 desde el aeropuerto de Pajas Blanca, en Córdoba, presentó una avería en los motores. En primer momento corrió el rumor a través de redes sociales de que el motor izquierdo se había caído. Sin embargo, desde la empresa deslegitimaron esos dichos y lo negaron "rotundamente". Ese hecho puntual dejó a más de 300 pasajeros varados en Córdoba por más de doce horas.
Un mes después del arranque de la compañía varios pasajeros quedaron varados en Mendoza porque la aeronave sufrió desperfectos en la mecánica. A raíz de esta situación, las personas que estaban esperando para abordar el avión tuvieron que estar 36 horas en el aeropuerto de la ciudad cuyana. Asimismo, al momento de volver, la compañía no pudo garantizar el retorno a Iguazú y, finalmente, tuvieron que enviarlos en una aeronave de Andes con previa escala en Buenos Aires.
El primer día, en el vuelo de prueba de la aerolínea low-cost tuvo que volver al aeropuerto de salida tras 12 minutos en el aire. Desde la empresa aclararon que se trató "de una falla técnica menor".
A mediados de julio, en el aeropuerto de Salta un avión de la aerolínea fue remolcado con los pasajeros adentro. La maniobra, según denunció el delegado Juan Pablo Armanino en La Nación, puso en riesgo a las operaciones del aeropuerto. La situación no fue complicada ni representó una amenaza para la seguridad de los pasajeros pero una aeronave tuvo que ser "acarreada" por dos camiones pequeños de equipaje.
Otro hecho que se vivió ocurrió en un vuelo entre Bariloche a Córdoba. La empresa tuvo que despachar las valijas entre ciudades a través de camiones porque el equipaje no pudo ser subido al avión por las altas temperaturas. Eso implicaba un riesgo para la seguridad del vuelo. En ese mismo viaje, los pasajeros reclamaron que les atrasaron la salida por casi dos horas.
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