La AMAP aseguró que esta nueva modalidad de atención, muy utilizada por prepagas, es contraria al código de ética y puede generar diagnósticos erróneos. “Dejan a los profesionales como telefonistas”, advirtieron.

Especialistas alertan sobre una nueva modalidad de atención médica en la que los profesionales atienden a los pacientes a través de una teleconsulta, lo que implica un riesgo para la salud del afectado, por la imprecisión que deriva de este tipo de diagnóstico.

Desde la Asociación de Médicos de la Actividad Privada (AMAP) denunciaron que esta práctica se vuelve cada vez más habitual en las prepagas, que “buscan incrementar sus beneficios económicos y terminan reduciendo a los médicos como si fueran telefonistas”.

“Algunas empresas de salud ponen una persona a atender el teléfono, pero no sabés si el paciente está pálido o qué le pasó. No lo tocás, no lo vés. ¿Cómo podés hacer un diagnóstico? Entiendo que aumenta la rentabilidad, que disminuyen gastos, pero es una barbaridad, una grosería y muestra el desprecio de las empresas por el trabajo médico”, detalló el secretario general de AMAP, Héctor Garín, en diálogo con este diario.

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El médico lamentó el accionar de algunas prepagas -que van a aumentar nuevamente, esta vez un 8%- al señalar: “Te hacen creer que vos podés atender en tu casa en calzoncillos, tomando mate. Esto dicho textual por ellos. Pero terminás trabajando con 4 pacientes por hora, cobrando el valor de una consulta. Eso muestra el desprecio por el trabajo médico”.

Consultado por la posibilidad de un mal diagnóstico, Garín sentenció: “El paciente accionaría contra la empresa y contra el médico, pero el que queda desprotegido es este último. Por ejemplo, en el seguro por mala praxis hay un vacío. No se sabe si te cubre”.

“El código de ética que tiene la Confederación Médica de la República Argentina (COMRA) dice claramente en el artículo 115 que está prohibido para el médico atender por vía telefónica o por Internet”, argumentó, al tiempo que opinó que “la telemedicina modifica las condiciones laborales de manera negativa, ya que los profesionales toman una posición de ‘telefonistas’, encargados de recibir los llamados de los pacientes y de ofrecerles una solución vía telefónica o por videoconferencia”.

A su vez, el especialista advirtió que “entre un 60 y 70% de los pacientes acepta y prefiere este método”, aunque aclaró que “no tienen conocimientos científicos para realizar esta evaluación”, siendo daminificados. “Pierde el paciente que ya no recibe una atención médica adecuada y no cuenta con la presencia contenedora del profesional”, precisó.

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Y añadió: “También pierde el médico, al que se le pagan por cuatro consultas lo mismo que se le abonaba por una y que además ve despreciada su labor asistencial, por eso decimos con firmeza que esto es una alerta roja para que todos los médicos hagan valer su trabajo. Sólo ganan las empresas, que reducen costos y multiplican ingresos”.

“Es necesario aclarar que no nos oponemos a los avances tecnológicos de la medicina ni a los adelantos comunicacionales de la salud, los cuales permiten facilitar la atención de personas que están en situación de desprotección sanitaria o llegar a lugares a los que no se puede acceder habitualmente”.

“Pero una cosa es una videoconferencia entre profesionales, para consultar una duda. Esto es una barbaridad que no tiene nada que ver”, resaltó Garín.

Por todas estas cuestiones, confió que “hay que tomar cartas en el asunto, por eso la problemática va a ser denunciada ante el Ministerio de Salud y también frente al Ministerio de Trabajo, como también haremos presentaciones a la Policía del Trabajo; las sociedades científicas, la Asociación Médica Argentina; la Facultad de Medicina; y en todos los ámbitos donde creemos que se registra preocupación por esta grave situación”.

En tanto, el médico cuestionó que algo similar ocurre con los servicios de ambulancias. “En vez de tomar como ejemplo el SAME, intentan cambiar el modelo, poniendo un paramédico en la ambulancia, que en muchos casos sólo hicieron una capacitación en reanimación cardiopulmonar (RCP) y con eso van a la calle”, disparó.

En tal sentido, remató: “Dicen que es más barato, pero lo que no dicen es que con paramédicos siempre se produce un aumento en la morbimortalidad (es decir muertes por causa de enfermedad)”.

Apuntan al rol de las empresas prepagas

Garín, secretario general de AMAP, calificó a la prepaga OSDE como “un claro ejemplo de esta situación”.

“A los afiliados que realizaban atención domiciliaria se les abonaba 490 pesos por cada consulta, para las que utilizaban sus propios vehículos para trasladarse. Luego, la empresa decidió proveer vehículos para transportar a los colegas y con ese pretexto redujeron el pago a 350 por cada visita”, relató.

Sin embargo, el ajuste a los profesionales siguió: “A eso se le sumó la imposición de guardias online de 12 horas, pero ahora también tienen la exigencia de atender no menos de cuatro consultas telefónicas por hora. Todo por un valor de 450 la hora y sin relación de dependencia, es decir menos que antes por una sola consulta”.

“Entendemos que OSDE no es el único prestador que implementa esta metodología de atención médica, sino también lo hacen otras como Omint, Medicus y Swiss Medical. Todas se encuentran alejadas de un objetivo saludable para con sus afiliados y profesionales. Tienen como único fin incrementar los beneficios económicos”, alertó Garín.

En esa dirección, relató que “durante muchos años las prepagas planteaban que había que priorizar la relación médico-paciente porque era lo más importante en la atención médica. Sin embargo, hoy entre sus argumentos, OSDE señala que los profesionales podrán responder todas las consultas desde la comodidad de su casa”.

“Como si este primer argumento no fuera de por sí desopilante, suman uno aún más insólito: esta nueva forma de atención también favorece al paciente porque le evita el sentimiento de culpa por pedirle al médico que se acerque a su domicilio”, fustigó el especialista, quien concluyó: “La salud nunca debería pensarse como un negocio, sino como un derecho a la vida”.

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