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La carne es la estrella de su carta, pero tienen hasta fernet. En su local en la capital inglesa nos recibió su fundador Cristian Barrionuevo y nos contó el secreto de su éxito
Entre varios pubs tradicionales ingleses donde comen los empresarios que trabajan en el centro financiero de Londres (uno de los más importantes del mundo) emerge Mingo, un restaurante argentino que se encuentra en la calle donde Christopher Wren se sentó a diseñar la emblemática Catedral de San Pablo. Y aunque dicen que al arquitecto inglés más famoso del siglo 17 le nació la inspiración gracias a la ginebra, ahora mismo en esa calle se sirve fernet.
Mingo no es sólo carne, es un restaurante que al entrar te hace viajar a Argentina. Aunque la decoración es moderna y urbana, la idea de su fundador era la de mostrar que la carne argentina es un orgullo nacional, parte de la tradición criolla de reunir a la familia y los amigos.
“Más de un setenta por ciento de los que trabajan conmigo son argentinos. El cocinero está hace doce años conmigo y el recepcionista hace siete. Somos como una familia. Nos juntamos a ver partidos, a comer y hacer asados”, dice Cristian.
Cuando le preguntamos quiénes comen en Mingo y qué eligen, cuenta: “Nuestro público es noventa por ciento inglés y el ochenta por ciento pide carne asada. Aunque tenemos de todo: pastas, empanadas, milanesas, vino, fernet y banana con dulce de leche. Hay clientes que han viajado por Argentina, se han hecho fanáticos del fernet y vienen especialmente a pedirse uno. No todos los restaurantes argentinos lo tienen. Es un sabor muy específico que no a todo el mundo le gusta”.
Cristian llegó a trabajar a Londres en el año 2000. No era chef, aunque había trabajado en gastronomía desde los 15 años. Empezó en Gaucho, otro restaurante argentino muy famoso en Londres. En 2007 abrió su primer restaurante gracias a que el dueño de un local en Purley (en las afueras de Londres hacia el sur) apostó por él y confió en la idea. Desde ese momento empezó a abrir un restaurante por año. Mingo es en honor a su padre.
La clave del éxito, según Cristian, está en intentar copiar lo más posible la comida original de Argentina. Para lograr ese sabor único utilizan sólo materia prima que llega desde Argentina. La carne llega desde Bélgica, uno de los distribuidores más importante de carne argentina en Europa. Y no sólo la carne, sino también el ají molido, el orégano, la sal parrillera y las tapas de empanadas que llegan congeladas.
Cristian confiesa que extraña las costumbres, la familia y los amigos de Argentina pero que le encanta Londres y que sus hijos, nacidos en Inglaterra, son fanáticos del asado y del “english breakfast” (desayuno inglés con bacon, huevos y judías).
Desde Londres, Angeles Suárez Peluffo y Rodrigo Suárez Peluffo
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