La mujer pensó que la habían dejado olvidada y se la llevó. La darse cuenta de la desaparición de la pieza, que se denomina “Old Masters”, las autoridades del museo revisaron las grabaciones de las cámaras de seguridad e identificaron a la mujer que se la había llevado. Pero ya era tarde: la extraña ya había dejado el lugar. Y lo que es peor: dejó la campera en el sastre para que se la achicara a sus medidas.
Unos días más tarde, la jubilada volvió al museo justo cuando los investigadores habían ido a juntar pruebas del caso. Fue en ese instante que los guardias de seguridad alertaron a la policía sobre su presencia y la detuvieron por el robo.
Sin embargo, a las pocas horas fue puesta en libertad por orden de la fiscalía de París, ya que la mujer aseguró que pensó que se trataba de una prenda olvidada.
La sorpresa mayor, de todos modos, llegó cuando la jubilada devolvió “Old Masters”: se encontraron con que tenía 30 centímetros menos de tela. Esto se debe a que la mujer llevó la chaqueta al sastre para ajustarla a sus medidas.
El autor colocó esa campera colgada de una de las paredes del museo para que los visitantes metan las manos en los bolsillos y saquen postales con reproducciones de los cuadros más conocidos de los pintores más importantes, los “Viejos maestros” (Old masters).
Incluso se la pueden probar, con el objetivo de “reflexionar sobre el valor de las obras maestras de la pintura sobre lienzo frente a sus reproducciones fotográficas”, según explicó la directora del museo Sabine Longin.