Según una encuesta llevada a cabo por la asociación Luchemos por la Vida, los argentinos tienen conductas de riesgo al volante: el 50 por ciento usa el celular conduciendo y el 40 por ciento no respeta la luz roja.

Un estudio reciente reveló que el 50 % de los conductores de automóviles reconoce que conduce mientras usa su celular, en tanto que el 80 % no respeta las velocidades máximas y el 40 % no respeta el semáforo rojo.

Según una encuesta llevada a cabo por la asociación Luchemos por la Vida, los argentinos tienen conductas de riesgo al volante que además de las mencionadas incluyen no respetar la prioridad peatonal (94%) o conducir después de haber bebido alcohol (47%).

Al describir el perfil del conductor argentino, Luchemos por la Vida destaca que pensar que se es mejor conductor que el resto es algo, que se repite, en mayor o menor medida, en todos los conductores del planeta.

"Percepción subjetiva, que tiene origen en mecanismos psicológicos complejos y, aunque no lo parezca, adaptativos. Mientras la persona construye sus creencias en función de su experiencia y otras cuestiones y se mueve en el tránsito, como en la vida, en función de costo-beneficio, hace lo que cree que lo beneficia más", señaló la especialista María Cristina Isoba.

"Mientras tanto, la duda que sobrevuela a muchos suele ser: pero si tenemos una ley de tránsito y multas para los infractores, ¿por qué esto no produce cambios en los conductores?", se pregunta Isoba.

Para la especialista, a pesar de que hay una ley de tránsito vigente que establece normas de circulación y penaliza a los infractores, cabe cuestionarse si se controla eficientemente su cumplimiento de las normas y se sanciona a los infractores.


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"Sin controles y sanciones efectivas, la Ley de Tránsito es ley muerta", consideró.

Isoba precisó que "en algunas ciudades se supo, años atrás, que sólo se concretaba el pago del 25% de las multas".

"Y en la mayoría no hay seguimiento al respecto. Y lo más triste, es que la mayoría de las pocas multas que se cobran no se notifican al infractor en tiempo y forma, sino que éste se entera cuando va a renovar su licencia de conducir, años después de cometido el hecho, perdiendo la sanción su valor principal de educar y desestimular la reiteración de la infracción".

La especialista indicó que en los países que han reducido exitosamente las muertes en el tránsito se ha trabajado prioritariamente en la fiscalización del cumplimiento de la ley y la sanción a infractores sin descuidar las mejoras en infraestructura, la educación del transeúnte y de los conductores nuevos y otras cuestiones esenciales para la seguridad vial.

"Las multas no sirven si no se efectivizan, si son pocas, las pocas llegan tarde y casi ninguna se cobra", consideró.

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