A 150 años del nacimiento de Carl Gustav Jung (1875/1961), el autor recuerda las causas del alejamiento de los dos padres de la Psicología moderna.
El encuentro de Carl Gustav Jung con la obra de Freud fue en 1900 con la lectura de “La Interpretación de los Sueños”. En su “Recuerdos, Sueños, Pensamientos” Jung cuenta que, en ese momento, tuvo que dejarlo de lado, pues "no lo comprendía aún". Recién en 1903 lo retomó y encontró valioso, particularmente porque el concepto de "mecanismo de represión" le sirvió para entender ciertas anomalías que encontraba con el test de asociación de palabras que había diseñado.
La correspondencia entre ambos se inició en 1906 cuando Jung remitió a Freud su ensayo "Estudios Diagnósticos de la Asociación" y siguió hasta 1913 siendo, a veces, cotidiana.
Cuando se conocieron personalmente (Jung visitó a Freud en Viena) estuvieron reunidos conversando alrededor de trece horas.
Durante esos años fueron sucediéndose diversos hechos que, finalmente, desembocaron en la conocida ruptura pues en ningún momento ambos padres de la moderna Psicología tuvieron coincidencias plenas.
Sigmund Freud y Carl Gustav Jung
Se ha dado preeminencia en señalar que la ruptura tuvo lugar a causa de una diferente interpretación de la "teoría sexual" (Utilizo esta la expresión para generalizar aquello incluido en la frase que Freud habría dicho en 1910: "Mi querido Jung, prométame que nunca desechará la teoría sexual. Es lo más importante de todo")
Jung jamás estuvo de acuerdo en esto. Pero no fue lo único. Ya en 1909 habían tenido una controversia sobre la Parapsicología y la autenticidad de los fenómenos “ocultos”. Jung tenía sumo interés en estudiarlos, mientras Freud se oponía terminantemente argumentando el daño que esto podría provocar al Psicoanálisis que siendo ya muy resistido, al mezclarse con estas áreas suponía, no sin razón, encontraría más dificultades para su aceptación. Jung siempre había sentido atracción por el estudio científico de la Parapsicología y el esoterismo. Su tesis de doctorado en Medicina se titula "Psicopatología de los fenómenos ocultos" (1899). Este asunto, quizás menos exhibido públicamente, también generó desconfianza entre ambos, colaborando para la ruptura posterior. De ese suceso de 1909 recuerda Jung ya en la vejez: "En todo caso este hecho despertó su desconfianza hacia mí y yo tuve la sensación de haberle hecho algo. Nunca más volví a hablarle de esto"
A medida que el vínculo se desarrollaba, la figura de Jung fue creciendo en el ámbito psicoanalítico. Entonces Freud decidió señalarlo públicamente como su heredero. Ser el delfín del fundador del Psicoanálisis, trajo a Jung más malestar y angustia que otra cosa.
Otro de los asuntos en que discrepaban fue el concepto de "restos arcaicos" utilizado por Freud para ciertos contenidos inconscientes, considerados de alguna manera, heredados. Jung, en cambio, mediante el análisis de sueños de sus pacientes y de otros que llegaban a su mesa de trabajo, así como su interpretación de mitos de culturas diversas y de la simbología alquímica, construyó una topología de lo inconsciente diferente a la psicoanalítica. No por ello se imaginó traidor, ni revisor. Todo lo contrario. Se ve como el auténtico continuador de la obra freudiana. Dice en sus memorias: "Mirando hacia atrás puedo decir que he sido el único en seguir ocupándome debidamente de los dos problemas que más interesaron a Freud: el de los ´restos arcaicos´ y el de la sexualidad. Es un error muy frecuente pretender que no he sabido ver el valor de la sexualidad. Por el contrario, desempeña un importante papel en mi psicología, concretamente como expresión esencial - aunque no única- de la integridad psíquica".
Después de la ruptura, Jung sólo se ocupó de la descripción de todo lo que encuentra en la psique, tarea continuada hasta su muerte en 1961. El psiquismo según Jung está integrado por lo consciente, lo inconsciente personal y lo inconsciente colectivo o arquetípico. Este último es, precisamente, el resultado de una importante amplificación del concepto freudiano de "restos arcaicos" La expresión "inconsciente colectivo" lleva a confusión. Ha permitido, inclusive, a muchos charlatanes sostener hipótesis sin fundamento, argumentando irresponsablemente que Jung creía en un "alma universal" cuya manifestación sería este aspecto psíquico. Nada más falso.
El término "colectivo" es usado para señalar algo común a la naturaleza humana. Que se halla en el hombre desde la concepción misma. De ningún modo quiere decir que se trate de algo que une -misteriosamente- a unos con otros. De alguna forma, muy sintéticamente, puede decirse que lo inconsciente colectivo son los trazos, las rugosidades, las heridas, dejadas por las grandes emociones transcendentales que fueron cimentado la conducta de la especie humana. El ancestral temor a la oscuridad, la vivencia de Dios, la existencia del Mal, son algunos ejemplos.
A eso que conforma lo inconsciente colectivo Jung lo denominó "estructuras arquetípicas". La importancia de esta idea en la teoría podrá comprenderse mejor si recordamos que Jung indica que el núcleo de todo complejo (al que sitúa en la esfera de lo inconsciente personal ) es un arquetipo. La raíz de este arquetipo debe buscarse en lo inconsciente colectivo.
La decisión de Jung de publicar sus primeras ideas en torno a su concepción, no freudiana, del psiquismo tuvo como desenlace una ruptura que se vislumbraba desde tiempo atrás y que cualquier observador objetivo habría advertido sin demasiado esfuerzo. Cubierta aún por la pasión que fue común desde el inicio del vínculo, la reacción de la comunidad psicoanalítica fue considerar a Jung un “traidor a la causa”. En breve lapso, Jung pasó de primogénito ungido a hereje desterrado.
Por esos tiempos Jung escribió en una carta a Laurence von der Post: "He quedado solo..." En sus memorias recuerda que sólo Riklin y Maeder no lo abandonaron. Los años inmediatos siguientes a este hecho traumático fueron emocionalmente duros para Jung. Pero fructíferos. Entonces esbozó sus ideas básicas sobre la estructura del psiquismo, que hubo de desarrollar en el resto de su vida.
Antonio Las Heras es doctor en Psicología Social (U.A.J.F.K.). Fue secretario general de las Primeras Jornadas Argentinas de Psicología de Jung (1981), presidente del Primer Congreso Argentino del Pensamiento Junguiano (1985) y es autor del libro “Psicología junguiana”. Actualmente preside la Asociación Junguiana Argentina. (AJA) www.antoniolasheras.com