Muchos son los que habrán escuchado su melodiosa voz en distintas ocasiones, al marcar el teléfono, y no pudieron contestarle más allá de esbozar una mueca de fastidio. Pero ella, impasible, seguía diciéndoles lo mismo: “el número solicitado no corresponde a un abonado en servicio”.
Como si esto fuera poco, la misma voz, en otra oportunidad, respondió: “la característica marcada se encuentra temporalmente congestionada, corte e intente nuevamente dentro de unos minutos”, produciendo en el oyente la misma decepción por no poder comunicarse rápido.
Sin embargo, nadie imaginaría que esa misma voz es la que en numerosos ciclos radiales enunciaba distintas publicidades o participaba en charlas distendidas con conductores como Héctor Larrea o Lionel Godoy. Y menos que si fueron a ver un recital de tango, la figura de esa noche era una morocha que arremetía con “Naranjo en Flor” o “Melodía de arrabal”, con la misma voz con que respondía a cualquier llamado.
Estas tres imágenes, aunque parezca extraño, corresponden a una misma persona, a quien sin dudas le atraen los desafíos más diversos: Marita Monteleone, con más de 30 años como locutora profesional, se impuso como una de las voces más identificables en el ámbito de los medios, y en la actualidad confiesa que “hago todo con la misma pasión y profesionalismo”.
Marita, desde su departamento en pleno Caballito, comenta que viene preparando un libro con las más ricas anécdotas de su profesión, y asegura que “con esta obra quiero homenajear a tantos grandes con quienes trabajé y aprendí, ya que con solo observar también podés aprender”.
De esa extensa lista, Marita, con la vivacidad que la caracteriza, rescata a Héctor Larrea, “con quien compartí micrófono en 1997, y me hacía brillar, aún hoy mantenemos una muy buena relación, un hombre generoso y un docente en lo suyo”, y remarca que por su tarea en Rapidísimo la nominaron en 1998 para un premio Martín Fierro, un galardón que luego obtuvo en dos ocasiones: 2001 y 2011.
Entre otras figuras, Marita destaca a Altavista, Mesa, Mareco, Lionel Godoy, con quien estuve mucho tiempo en “La Noche con amigos”, Jorge Boccacci, Nelson Castro, Santo Biassatti, el inolvidable Enrique Mancini, Carlos Rodari, Jorge Jacobson y Silvio Soldán, que fue mi padrino artístico.
Pero entre tanta pluralidad de actividades, Marita remarca que “lo primero para mí fue el tango, y me acuerdo que iba en el coche con mi viejo, un gran amante del tango, no tenía más de 3 años y, abrazados, cantábamos ‘Adios Marinero’, y jugábamos a quién hacía la vocal más larga”. Cuenta que “mi papá fue plomo de Héctor Varela, les llevaba los equipos, y era amigo de Cacho Fontana, mientras mi mamá amaba los boleros, y yo me crié entre esos dos géneros”.
Marita, en los documentos María de los Angeles Araceli, nacida y criada en Villa del Parque, es madre de Malena De los Ríos, que siguió sus pasos como locutora, trabaja en radio Cultura y conduce los recitales que su madre suele organizar con el nombre de “Maritango”, y estudia además Ciencias Políticas en la UBA. Ella- comenta con nostalgia- “es hija de mi pareja con Roberto De los Ríos, un gran operador de radio, que se fue muy temprano, a los 42 años”.
Cuando era adolescente, Marita recuerda como un hecho clave que “una vez para ganar un premio y viajar a Bariloche de egresados con el curso, fuimos a Si lo Sabe Cante, Galán nos trató muy bien, yo canté el tango ‘Si mi taxi hablara’ que se usaba en la novela Rolando Rivas. Gané y por suerte viajamos”.
A partir de ahí, Marita tuvo el gran apoyo de su padre. “Fui a Rumbo a la fama” con Simmons, y luego a “Grandes Valores del Tango”, en ambos salí segunda, pero todos me alentaron a seguir, y por eso nunca abandoné la música”.
Como suele suceder en la vida, los astros a veces se alinean y las coincidencias llevan a nuevos caminos. Marita cantaba en el Tortoni dentro del ciclo de Godoy, cuando un ingeniero presente en el show, que era de Entel, la vieja compañía de teléfonos, le preguntó si era locutora.
“Al decirle que sí, - comenta - me hizo una oferta para trabajar en la empresa, ya que según ellos mi voz era ideal para los anuncios de servicios y notificaciones de los contestadores automáticos. Así fue que grabé una serie de frases típicas, que todo habitante que usa el teléfono ha escuchado alguna vez, sobre líneas congestionadas y números que no corresponden a un abonado en servicio. Y gracias a este trabajo puede pagarme mi casamiento y mi viaje de bodas”.
No solo eso. Al tiempo, ya cuando existía Telefónica, la llamó un responsable de comunicación de la empresa, y le ofreció grabar los mensajes del 110, 112 y 114 de informaciones, los 0800, y anunciar los cambios de prefijo. “Pero lo más insólito fue en 2001, cuando me contrataron para grabar los datos de la guía telefónica, para el número de informaciones. Eran 214 mil archivos, y nos llevó un año y nueve meses, todos los días ocho horas en el estudio”.
Se podría decir que Marita Monteleone se recibió de locutora gracias a un vecino. Cuenta que “volvía con mi mamá del canal, nos cruzamos con un vecino, Jesús, y me dice: te ví en canal 9, estuviste muy bien. Cuándo vas a ser locutora? A mí me extrañó pero me quedé pensando, y decidí probar”.
Acompañada por su padre al ISER, le dijeron que había cerrado la inscripción, pero quedaba otra chance: intentarlo en el COPAL, la otra entidad. “Me anoté, rendí las pruebas y a fines de 1984 me recibí, junto a futuros y queridos compañeros de ruta, como Franco Bagnatto, Marcela Feudale y Jorge Formento”.
A partir de allí, Marita no dejó jamás el micrófono, ni la calidez de la radio. Emisoras como El Mundo, Splendid, Mitre, Nacional, y conductores como Riverito, Lionel Godoy, Charly Fernández, Pepe Eliaschev y Rodríguez Canedo, entre muchos otros, fueron sus compañeros, y recuerda una linda anécdota: “estaba en el programa de Longobardi y Mira, en Del Plata, llega el peruano Guerrero Martinheitz, yo estaba con la tanda de avisos, se sienta a mi lado y me dice, ‘vendamos juntos’, fue emocionante, porque era un grande”.
En tanto, el paso a lo profesional en el canto se lo atribuye a Godoy. Señala que “soliamos ir al Tortoni con él y su mujer, la gran Virginia Luque. Pero un día, en la radio, me propone que cante algo a capella, y que el público decida si tenía buena voz. Hubo muchos llamados elogiándome y así fue que de a poco me animé, y desde hace casi 20 años me presento con mi show ‘Maritango’, donde hago tangos, boleros, junto a un grupo de buenos mùsicos, e invitados especiales, entre ellos genios como Néstor Fabián,Cucuza Castiello, Lucrecia Merico y muchos otros.
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