El independentismo catalán se instala en la protesta con varias manifestaciones ayer en Barcelona contra las operaciones policiales para frenar el referéndum de autodeterminación del 1 de octubre, denunciadas por el gobierno español como “tumultuarias”.
“Lo que hemos visto estos días (...) son movilizaciones tumultuarias”, criticó el portavoz del gobierno español Íñigo Méndez de Vigo, justificando el envío de un amplio refuerzo policial a esta región de 7,5 millones de habitantes, con sus autoridades y parte de su ciudadanía en rebeldía contra el poder central.
La acusación se producía poco antes de que la fiscalía de la Audiencia Nacional en Madrid pidiera una investigación por “sedición” tras las protestas del miércoles contra las operaciones policiales en Barcelona, en la que guardias civiles se vieron rodeados y sus vehículos dañados.
En su escrito, el fiscal cita a dos figuras del independentismo catalán, los dirigentes de las influyentes asociaciones Asamblea Nacional Catalana (ANC), Jordi Sánchez, y Omnium, Jordi Cuixart, que habían llamado a protestar.
El tumulto es precisamente uno de los factores que llevan al delito de sedición, y los independentistas se apresuraron en rechazar las acusaciones proferidas desde Madrid, acusando a las autoridades españolas de crear un falso relato.
“Las manifestaciones son absolutamente cívicas, pacíficas y alegres, nada que ver con un tumulto”, dijo el portavoz del gobierno regional Jordi Turull.
El despliegue policial y judicial contra la votación aumentó el miércoles con la detención de 14 responsables políticos, la intervención financiera de la administración regional y la incautación de numeroso material electoral.
Desde entonces, las protestas proliferan por esta región.
Ayer cientos de manifestantes se concentraron ante el juzgado donde declararon algunos detenidos, ya puestos en libertad, otros frente al Tribunal Superior de Justicia regional y cientos de estudiantes irrumpieron en el edificio principal de la Universidad de Barcelona para ocuparlo.
Pero un amplio número de catalanes no desea la secesión. Ayer unas 300 personas lo expresaron en una manifestación convocada por la ultraderecha ante la sede de la ANC, algunas de ellas con actitudes algo violentas que intentaron agredir a militantes independentistas.