Miles de manifestantes que integran el denominado movimiento de los “chalecos amarillos" coparon las calles de París (Francia) en protesta contra el alza de los combustibles y la pérdida del poder adquisitivo.
La movilización se realizó en la capital gala tras varios días de protestas en el resto del país, con la intención de presionar aún más al gobierno. Allí, varios miles de manifestantes marcharon hacia los Campos Elíseos, coreando consignas hostiles al presidente Emmanuel Macron, como "íMacron dimisión!".
En esta emblemática avenida parisina, las fuerzas de seguridad francesas usaron gases lacrimógenos y un camión equipado con cañón de agua para alejar a las personas que intentaban forzar un cordón policial, según se pudo ver en imágenes televisivas que recorrieron el mundo.
Esta movilización en la capital, de contornos poco definidos, preocupa a las autoridades que temen disturbios mayores. El ministro francés del Interior, Christophe Castaner, por ejemplo, denunció estos que los disturbios en los Campos Elíseos fueron ocasionados por "sediciosos ultraderechistas" que "respondieron al llamado de Marine Le Pen", líder del partido de Agrupación Nacional, que fue al ballotage con Macron.
Asimismo, se llevaron a cabo, como en los últimos días, operaciones de protesta en el resto del país, en torno a los peajes de las autopistas o en las rutas. Este movimiento, que dice estar desligado de los sindicatos y de los partidos políticos, organizó el 17 de noviembre su "primer acto", cuando llevaron a 280.000 manifestantes a las calles de toda Francia y ahora promete en un "segundo acto" tomar París este sábado.
El movimiento se inscribe en la larga historia francesa de contestación social y vocación por las manifestaciones de protesta callejeras. Según un sondeo BVA, 72% de los franceses se identifican con las reivindicaciones de los "chalecos amarillos", sobre todo los empleados y obreros (78%), las personas que viven fuera de la capital (74%) o en zona rural (77%).
El movimiento plantea un verdadero desafío para Macron que, de momento, no parece dispuesto a variar el ritmo de sus reformas para "transformar" Francia, o renunciar al alza del precio de los combustibles, todo ello en aras de "mantener el rumbo en favor de la transición ecológica".
Sin embargo, según los medios franceses, Macron podría anunciar el martes nuevas medidas destinadas a las familias más modestas para evitar el riesgo de una "fractura" social.