El balón que el presidente del país europeo le obsequió a su par norteamericano está equipado con un chip que puede transmitir datos a un dispositivo electrónico cercano y crear problemas diplomáticos

Las sombras y acechanzas del Rusiagate y la interminable polémica en la cumbre con Vladimir Putin no fueron suficientes, Donald Trump ahora también debe lidiar con la pelota del Mundial que le regaló el líder del Kremlin.

La “caprichosa” le fue entregada durante la conferencia de prensa posterior a la reunión bilateral de Helsinki, del 16 de julio pasado. ­Se trata del balón oficial que se usó en la Copa del Mundo, que posee un microchip capaz de transmitir información a un teléfono o una computadora personal cercana.

La agencia Bloomberg planteó el problema e inmediatamente envió comentarios de alarma: ­"¿Una pelota de espías en la Casa Blanca?", se preguntan muchos y la especulación está dando lugar a los resquemores y a las controversias típicos de la Guerra Fría.

Las imágenes aparecidas en los medios de prensa muestran que lo que Putin le entregó sonriendo en las manos a Trump es la pelota de última generación de Adidas con los colores de Rusia, país anfitrión del Mundial 2018, pero también tiene el logotipo de NFC (Near Field Communication, comunicación de campo cercano), una tecnología inalámbrica que funciona en la banda de los 13.56 MHz, que no requiere licencia para usarla.

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Se trata de un sistema que a través de un chip puede transmitir datos a un dispositivo electrónico en cercanía, ya sea un teléfono inteligente, una tableta o una computadora personal.

Ese desarrollo tecnológico resulta útil en el campo para evaluar algunas situaciones de juego y asistir a los árbitros (informando, por ejemplo, si la pelota traspasó la línea de gol), pero también tiene muchas implicaciones comerciales. ­De hecho, el dispositivo le permite controlar el rendimiento de quienes practican un deporte, así como, según explica Adidas, para planificar también desafíos o metas personalizadas en rendimientos. ­

En resumen, la pelota tecnológica, afincada en la Casa Blanca podría crear problemas al ser capaz de emitir datos.

Después de todo, no es la primera vez que surge una controversia sobre los regalos de Rusia También fue un escándalo los presuntos USB (dispositivo de memoria para PC y tabletas) espías distribuidas por los rusos en octubre de 2013 en la Cumbre del G20 en San Petersburgo.

Esas memorias USB para todas las delegaciones presentes, incluidos los líderes de todas las naciones, y para todos los periodistas, terminaron desatando polvaredas. ­

Un engaño, todas mentiras, dijo el Kremlin entonces, pero muchos creyeron que había espionaje detrás de esos presentes. Se trata de sospechas, que aún perduran hoy Así, la historia de la pelota promete nuevos capítulos.

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