“Un misil balístico intercontinental fue disparado desde la región rusa de Astracán en un ataque contra la ciudad de Dnipro, en el centro este de nuestro país", indicó el ejército ucraniano a través de un comunicado.
En conflicto armado entre Rusia y Ucrania tuvo este jueves, a escasas jornadas de que se cumplieran mil días de lucha armada entre ambas naciones, una última escalada luego de que desde Rusia lanzará un misil balístico intercontinental (ICBM, por sus siglas en inglés) contra su enemigo. El hecho ocurrió también horas después de que Kiev disparará contra territorio ruso misiles de largo alcance suministrados por las potencias occidentales.
“Un misil balístico intercontinental fue disparado desde la región rusa de Astracán en un ataque contra la ciudad de Dnipro, en el centro este de nuestro país", indicó el ejército ucraniano a través de un comunicado. Es la primera vez que Moscú usa este tipo de armas desde el inicio de la guerra con Ucrania, en febrero de 2022. Por el momento, desde el Ejecutivo a cargo de Vladimir Putin rechazaron hacer comentarios sobre estas acusaciones.
Ukrainska Pravda, un medio de comunicación con sede en Kiev, citó fuentes anónimas que afirmaban que el armamento utilizado era un RS-26 Rubezh, un misil balístico intercontinental de combustible sólido con un alcance de 5.800 km, según la Arms Control Association.
El RS-26 fue probado con éxito por primera vez en 2012 y se estima que mide 12 metros de largo y pesa 36 toneladas, según el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS). El RS-26 puede transportar una ojiva nuclear de 800 kg. La fuente de la fuerza aérea ucraniana dijo que era "obvio que durante el ataque de hoy el arma no llevaba una ojiva nuclear".
Los misiles balísticos intercontinentales son armas de largo alcance capaces de transportar cabezas nucleares y otras cargas explosivas a distancias superiores a los 5.500 kilómetros. Estos misiles pueden alcanzar objetivos a una distancia máxima de 16.000 kilómetros, lo que los convierte en una de las armas más temidas a nivel mundial. Su capacidad para viajar grandes distancias en un corto período de tiempo, a velocidades que pueden llegar a 30.000 kilómetros por hora, los hace casi imposibles de interceptar durante su vuelo.
La Fuerza Aérea ucraniana reportó que el ataque se realizó entre las 5:00 y 7:00 de la mañana. Además del misil balístico intercontinental, Rusia también lanzó con un misil hipersónico Kh-47M2 Kinzhal y siete misiles de crucero Kh-101. Las defensas antiaéreas ucranianas derribaron seis misiles de crucero, pero no pudieron interceptar el misil balístico intercontinental ni el misil Kinzhal, considerados los más avanzados del arsenal ruso.
Funcionarios de la región de Dnipropetrovsk confirmaron daños en instalaciones industriales, aunque inicialmente no se reportaron víctimas. El bombardeo se produce en un contexto de escalada diplomática, un día después de que Estados Unidos, España, Italia y Grecia cerraran sus embajadas en Kiev ante la amenaza de un posible ataque masivo ruso.
Los misiles balísticos intercontinentales, capaces de recorrer miles de kilómetros y transportar cargas convencionales o nucleares, representan un nuevo nivel de agresividad en el conflicto que comenzó en febrero de 2022. En paralelo, el Ministerio de Defensa ruso aseguró haber derribado dos misiles Storm Shadow británicos, un día después de que medios ingleses reportaran el primer uso de estas armas por parte de Ucrania contra territorio ruso.
El Kremlin se negó a comentar sobre el supuesto lanzamiento del misil balístico intercontinental. Sin embargo, el portavoz presidencial Dmitri Peskov declaró que Rusia está realizando “máximos esfuerzos” para evitar un conflicto nuclear, en medio de las amenazas nucleares lanzadas por el presidente ruso Vladimir Putin tras la autorización de Washington para que Ucrania utilice misiles de largo alcance contra objetivos rusos.
Pskov calificó además de “nueva escalada” los ataques ucranianos perpetrados esta semana contra objetivos en territorio ruso con misiles de largo alcance de fabricación occidental, responsabilizando a la administración estadounidense saliente de “seguir alimentando el conflicto”.
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