Uno de los estadios con cúpula más grandes de Estados Unidos fue destruido este lunes en apenas 15 segundos, mediante unos 2.268 kilos de explosivos que estallaron uno tras otro en varios puntos de la instalación en el centro de Atlanta.
La implosión planificada hizo que el emblemático Georgia Dome quedara hecho añicos a las 7:30 de la mañana.
Varias personas vieron la implosión desde rascacielos aledaños, un restaurante en el último piso de un hotel y estacionamientos cercanos.
Una gran nube de polvo y deshechos se alzó en el lugar y después se esparció lentamente por el centro de la ciudad.
La instalación que abrió sus puertas en 1992 ha sido reemplazada por el Estadio Mercedes-Benz, de 1.600 millones de dólares, erigida al lado.
Entre ambos estadios se levantó una cortina de cinco pisos de altura con resistencia industrial para proteger a la nueva instalación, dijeron funcionarios. Ambos estadios estaban a 83 pies (25 metros) de distancia entre sí.