El dictador italiano lo sostuvo en un telegrama en 1938 a los jugadores de su país. Años más tarde, Bilardo se lo dijo a Macaya Márquez y la frase se viralizó. Pero... ¿qué significó realmente?

Las redes sociales suelen revivir el momento en la final del Mundial 2006 en el que Carlos Salvador Bilardo le dice a Enrique Macaya Márquez: “Yo por esa Copa me mato. Me mato. Como decía Mussolini en una época: gloria o muerte”. Es verdad. El dictador italiano lo dijo o, mejor dicho, lo envió a través de un telegrama en 1938 a sus jugadores: “Vencer o morir”, decían las palabras escritas.

La frase que el ex entrenador de la Selección Nacional usó tan ligeramente para hacer un comentario futbolístico existió. Como había ocurrido en 1934, el régimen que controlaba Benito Mussolini necesitaba de un triunfo deportivo para mostrar su supremacía con respecto al resto de los países. Los trágicos años que se vivieron bajo el domino del fascista también llegaron al mundo del fútbol. No sólo a través de amenazas. Sino también con caprichos, como cuando en 1938 los jugadores tuvieron que hacer el saludo fascista por pedido del dictador. Incluso cuando -en los cuartos de final- de ese torneo tuvieron que utilizar una remera negra, a pedido de Il Duce, para demostrar el poderío de las fuerzas paramilitares de su partido político.

Bilardo sobre el Gloria o muerte de Mussolini.mp4

No obstante, el peor de los temores se vivió en la final de 1938. En ese partido se enfrentaban Italia contra la poderosa selección de Hungría. A minutos del arranque del encuentro, el entrenador del conjunto italiano, Vittorio Pozzo, recibió un recado a través de un telegrama: “Vincere o morir”. Traducido. “Vencer o morir”.

Cuatro años antes, en el Mundial de 1934, las amenazas de Mussolini habían sido similares. En una cena de camaraderia con el entrenador, el dictador sostuvo: “Señor Pozzo, usted es el único responsable del éxito, pero que Dios lo ayude si llega a fracasar”. En esa Copa del Mundo -disputada en Italia- el conunto azzurro se quedó con el título. La idea del fascista era, además, generar una copa aparte que tenga el nombre “Copa il Duce”, pero eso finalmente no prosperó.

Con todos esos recuerdos a flor de piel, Vittorio Pozzo tenía en mucho que pensar en el momento en el que le llegó el telegrama que leyó en el vestuario a sus jugadores en 1938. No había dudas de que, si perdían, la iban a pasar muy mal.

Finalmente, para ellos, ganaron 4 a 2 a Hungría y se consagraron bicampeones. Anta Szabo, arquero húngaro, lo explicó mejor que nadie: “Nunca en mi vida me sentí tan feliz por haber perdido. Con los cuatro goles que me hicieron, salvé la vida a once seres humanos”.

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