Este jueves 28 de diciembre se cumplen tres años del asesinato de Lola Chomnalez, quien fue hallada muerta en 2014, en el balneario Valizas, en el departamento Rocha, de Uruguay.
En un nuevo aniversario del crimen de la joven de 15 años, la justicia uruguaya indagó a 40 sospechosos y siguió, por lo menos, seis líneas de investigación.
Hace 15 días, varias personas de Montevideo y de Rocha fueron detenidas por este caso tras recibir la Policía informaciones proporcionadas por denuncias anónimas. Desde 2015 ya fueron interrogados todos los sospechosos de Valizas y de Aguas Dulces. Ahora, la Policía busca a algún sujeto "de afuera" que habría llegado al balneario buscando trabajo y se cruzó con Lola en la playa. Podría ser alguien que reside en Maldonado o Chuy.
A las tres y media de la tarde del 27 de diciembre de 2014, Lola llegó a la terminal de ómnibus de Valizas, proveniente de Buenos Aires. Allí la recibió su madrina.
Esa misma tarde, Lola fue a la playa con su madrina, el esposo de ella, el hijo de esta (entonces de 14 años), y una niña pequeña, hija de la pareja. Después todos cenaron y Lola fue con la pareja de su madrina al centro de Valizas a presenciar un toque de tambores. En ese mismo lugar también estuvo el hijo de su madrina, que se retiró un rato antes. Pasada la medianoche de ese sábado 27 de diciembre de 2014, el hombre y Lola regresaron al rancho. Declaró que Lola se acostó apenas llegó y que se levantó a las 10 de la mañana del domingo 28 de diciembre. A las 13, almorzó unas frutas y un yogurt. Una hora más tarde pidió permiso para caminar por la playa. Llevaba un bolso con un monedero con más de $ 2.000, un libro de Julio Cortázar, una toalla y un pareo.
La madrina de la joven declaró que tras horas de ausencia, primero pensó que Lola podría haberse escapado a Punta del Este. Luego, junto a su marido, recorrió a pie la playa de Aguas Dulces y fueron en auto preguntando por el balneario.
Finalmente, ese día hicieron la denuncia en la prefectura de Valizas. En ese momento se inició una búsqueda.
El 30 de diciembre, un pescador y su hijo de 14 años ubicaron el cuerpo semienterrado de Lola debajo de unos arbustos. El lugar se encontraba entre dunas y a un centenar de metros de la playa. La zona —situada a seis kilómetros de Valizas en dirección a Aguas Dulces— había sido antes rastrillada por la Policía y no se había detectado nada. El pescador dijo que había seguido huellas en la arena, versión que, para los investigadores, era poco creíble porque había llovido. Tanto el pescador como su hijo fueron a declarar ante la Justicia y se les hizo exámenes de ADN, los que dieron negativo.
El 1° de enero de 2015, el padre de Lola, Diego Chomnalez, señaló ante Todo Noticias (TN) tener dudas respecto al esposo de la madrina de la joven. Dijo que desde tiempo atrás no confiaba en el hombre.
Al día siguiente, la entonces jueza de Rocha, Marcela López Moroy, dispuso la liberación de la madrina de la menor (amiga de la madre de Lola). También liberó a su marido. Ambos estuvieron detenidos e incomunicados durante un día y medio y fueron liberados por falta de pruebas.
Un informe forense, entregado a la Justicia y firmado por el perito Rubén Castro expresa que el cuello de Lola tenía un corte de lado a lado, lo cual revela que el asesino primero intentó degollarla. No lo logró porque lo hizo con un cuchillo de poco filo, quizás de cocina. El forense también constató que la joven argentina tenía un puntazo en el brazo derecho, cerca del hombro, y un traumatismo de cráneo supuestamente provocado por un puñetazo. La causa de fallecimiento fue la asfixia con arena. Los exámenes probaron que antes de morir la joven no había mantenido jamás relaciones sexuales. Además, el cuerpo de Lola tenía el short y el bikini intactos.
El 15 de enero de 2015, fue encontrada la mochila de Lola, de marca "Jansport", a 200 metros de la playa en un monte de acacias, a poca distancia de donde fue hallado el cuerpo de la joven. En el monedero no había dinero. Como Lola no sufrió abuso sexual, los investigadores consideran que el móvil de su muerte fue el robo.
El 20 de enero de 2015, Policía Científica informó a la entonces jueza del caso, Silva Urioste —hoy magistrada en Montevideo—, que el pareo y la toalla que Lola llevaba en su mochila tenían restos de sangre de otra persona. Esa muestra de sangre fue cotejada con la de los 40 detenidos que lleva la investigación judicial. Hasta el momento todas las pruebas dieron negativo y estos fueron liberados por la Justicia.
Un informe del médico forense Guido Berro entregado a la jueza Urioste señala que quien la mató seguramente no fue un hombre, sino que se trató de una mujer o de un adolescente, aunque podría haber sido más de una persona.
El 28 de septiembre de 2016, el abogado de la familia de Lola, Jorge Barrera, presentó un escrito donde solicitó a la Justicia Penal que ordenase a la Policía Científica la realización de exámenes de ADN a todos los presos del Comcar y de la cárcel de Rocha. Esa medida sigue ejecutándose.
El 26 de octubre de 2016, a casi dos años de la muerte de Lola, la Justicia llegó a un punto muerto. Ya se había indagado e investigado a todas las personas de Aguas Dulces y Valizas que podrían tener alguna vinculación con el hecho. No quedaban sospechosos. Un equipo, integrado por investigadores de reparticiones policiales, fue desactivado y el caso pasó a depender exclusivamente de Policía Científica.
A tres años, el crimen de Lola sigue impune.
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