Los delincuentes suelen actuar en número para robar autos, celulares y motos, entre otras cosas. "Son bandas cada vez más sofisticadas", afirma un especialista.
La autopsia al cuerpo del gendarme asesinado en el barrio bonaerense de El Palomar reveló que los delincuentes lo mataron de siete balazos. El atroz homicidio causa conmoción en la sociedad, mientras un informe pone de manifiesto el problema en las calles con los ataques perpetrados por grupos de "pirañas". Es que la estadística indica que cada jornada se producen unos 250 hechos con estas características en el AMBA, impulsados en su mayoría por robos de autos, celulares, billeteras, motos y bicicletas, entre otras cosas.
El dato surgió de un nuevo Informe sobre Delitos, Inseguridad y Violencia, desarrollado por la ONG Defendamos Buenos Aires con la asistencia de la Consultora Javier Miglino y Asociados y que tomó como punto de referencia las causas que investiga la justicia nacional de Instrucción, con jurisdicción en toda la Ciudad de Buenos Aires, más las causas penales de los juzgados de Lomas de Zamora, Quilmes, La Matanza, San Martín, San Isidro, Morón y Moreno; allí quedó acreditado que el fenómeno criminal de ‘las pirañas en las calles’, no para de crecer.
"Nadie detiene a las bandas criminales que cada vez son más numerosas y sofisticadas. Llegan en número de cuatro a ocho, lo que ya nos dice mucho sobre su propia organización. Muchas veces cronometran los robos", dijo el Dr. Javier Miglino, Experto en Derechos Humanos y Director de Defendamos Buenos Aires.
Acerca del caso con el gendarme asesinado, de acuerdo al resultado preliminar de la necropsia, Guillermo Alfredo López, de 55 años, sufrió dos impactos de entrada y salida, uno en el brazo izquierdo, otro en el antebrazo del mismo lado y otros dos en la extensión de ese miembro. El informe señaló que una bala ingresó en el glúteo derecho, la cual quedó alojada en aquella zona, mientras que los proyectiles restantes fueron en la axila izquierda con salida el por el dorsal y la última en el hueco extornal.
Según determinaron los investigadores, los agresores abrieron fuego contra el oficial tras ver que tenía un arma que nunca pudo utilizar para defenderse del ataque. Los peritos de la Policía Científica recogieron de la escena del crimen un total de 13 vainas servidas. Además, se constató que el Toyota Etios en el que circulaban los delincuentes fue robado un día antes en el partido bonaerense de La Matanza, y tras el homicidio lo prendieron fuego en Fuerte Apache, ubicado en Ciudadela, partido de Tres de Febrero.
Antes del crimen, en el mismo vehículo asaltaron a un vecino en Caseros al que le sustrajeron el celular, bajo la modalidad piraña. El asesinato se produjo cerca de las 19 a pocos metros de la vivienda de la víctima, situada en Villegas y Atahualpa. Las imágenes de las cámaras de seguridad captaron el momento en el cual cuatro delincuentes se bajaron de un Toyota Etios y apuntaron hacia el interior del vehículo donde estaba el gendarme, junto a un compañero de la fuerza.
En ese momento, se escuchó que uno de los ladrones gritó "Levantá las manos!", y se inició un intercambio de disparos entre el delincuente y los gendarmes; López resultó gravemente herido y falleció pocos minutos después. En tanto, el otro oficial de la fuerza, Leonardo Lopardo, salió ileso del tiroteo.
El comandante Guillermo López desempeñaba funciones como jefe del Departamento de Seguridad e Higiene de la Guarnición Centinela de Retiro y estaba próximo a retirarse de la fuerza luego de servir a la carrera durante 35 años. El gendarme, además de ser jefe del citado Departamento, era Comandante mayor de las fuerzas armadas.
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