Lucas Esteban Décima tenía apenas 17 años, estaba con sus primos y un grupo de amigos en aquel 23 de febrero de 2017 por las calles del partido de Merlo, cuando apareció el patrullero y dos policías en su interior. La supuesta pretensión de identificarlo derivó en el asesinato del adolescente, en un típico caso de gatillo fácil, que hasta casi negado, pese a las pruebas contundentes. El juicio que acaba de desarrollarse ya encontró culpable del homicidio del adolescente al sargento Mariano Alberto Ballarino, quien llegó al debate en libertad, cumpliendo funciones en la fuerza y recién ahora quedó detenido, ya que el próximo lunes 8 recién se conocerá la pena de su condena.
Ni la Fiscalía y tampoco la querella solicitaron la prisión perpetua para el imputado, quien en la última audiencia, luego de sostener durante todo este tiempo que era inocente, se quebró frente a las evidencias y pidió perdón a los familiares de Lucas “Toty” Décima.
Ahora, el Tribunal Oral Criminal Nro. 6 de Morón dará su veredicto y al acusado podrían darle entre 12 y 14 años de cárcel por el delito de “homicidio calificado con dolo eventual”, pese a los agravantes que se acumularon en el expediente de la investigación de este hecho de violencia institucional.
“Hemos luchado por la verdad, para que salga a la luz. Y esta condena no deja de ser un triunfo contra las prácticas de gatillo fácil, al margen de la pena que le apliquen a Ballarino. Un policía que hizo todo lo contrario a lo que indica el protocolo de actuación, que se había capacitado especialmente para ello y que bajó del móvil disparando contra chicos inocentes, matando a mi hijo. Apenas pasó unos días detenido, enseguida lo excarcelaron y como si nada hubiera pasado siguió trabajando en la Policía bonaerense”, reflexionó Ismael Décima, padre de Lucas, en diálogo con DIARIO POPULAR.
En apenas dos jornadas del juicio quedó establecida la plena responsabilidad del sargento Mariano Ballarino en el asesinato del chico. Las pericias y los testigos fueron contundentes en relación a su actitud criminal, pero la declaración de la agente Nélida Valor, su acompañante en el patrullero, resultó clave, ya que la mujer policía dio detalles del procedimiento, reafirmando que nunca estuvo en riesgo la seguridad de ellos, que el homicida venía conduciendo con el arma desenfundada y lista para disparar. Luego de los alegatos de las partes, el Tribunal lo declaró culpable y ordenó su inmediata aprehensión, revocando el beneficio de la excarcelación e iniciando el camino de su futura exoneración como miembro de la fuerza de seguridad, pese a la postura que se tuvo durante el año y siete meses transcurridos desde el episodio que le costó la vida a “Toty” Décima.
Por su parte, el abogado querellante Nahuel Beguier sostuvo que “todavía no sabemos con qué calificación lo van a condenar, entendemos que será un homicidio calificado por dolo eventual. Estamos satisfechos hasta acá, porque pudimos demostrar que se trató de un caso de gatillo fácil y por su gravedad, no puede quedar impune como sucedió en tantos otros hechos. Ballarino disparó sin tener ningún motivo contra un chico que esta desarmado, que no había hecho nada y no representaba ningún peligro”.
Desde la provincia de Misiones, donde reside y ejerce como profesor universitario, Ismael Décima nunca dejó bregar porque se haga justicia, que la muerte de su hijo Lucas no se olvidara, que su asesino fuera condenado. “Además de pegarle un tiro, ya estando en el piso, lo patearon y mucha gente escuchó que este policía le decía, che guacho no te mueras, que me cagas la carrera. Ahora, cuando vio que no podía seguir mintiendo, que su culpabilidad quedó más que demostrada, que eso del disparo que se le escapó no iba más, vino a pedirnos perdón”
Entonces, se logró revertir aquella calificación inicial del “homicidio culposo”, basado en los dichos de los efectivos de la Policía bonaerense y sin tener en cuenta el relato de los pibes que acompañaban a la víctima, ni el de los vecinos que vieron lo ocurrido en esa esquina de Bulnes y Costa de Merlo. Con Ballarino libre y cumpliendo funciones, aunque administrativas, la familia Décima demandó y obtuvo que la causa fuera elevada a juicio.
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