La joven mujer que fue brutalmente atacada por su ex novio, que la desmayó y desfiguró a golpes tras ingresar de madrugada a su vivienda de Hurlingham, continúa internada en estado delicado, sometida a operaciones complejas, y sostuvo que nunca pensó que el agresor podía hacerle “algo así”. Se trata de Gabriela Romero, cuyo caso fue conocido tras divulgarse la fotografía luego del ataque machista cometido por su ex, Nahuel Rodríguez, que se encuentra detenido.
El hecho ocurrió el pasado 24 de marzo, cuando Rodríguez, de quien estaba separada desde diciembre, se metió de prepo en su casa a las 5 de la mañana y la golpeó ferozmente hasta dejarla desmayada. Fue un vecino quien escuchó los gritos y ruidos, para luego intervenir y salvarle la vida, previo llamado a la policía.
Así, llegó a fotografiarla minutos después del ataque, imagen que se viralizó la semana pasada.
La chica relató que aguarda que los médicos determinen los pasos a seguir, y será evaluada en profundidad por los profesionales del Instituto Güemes, de Haedo, donde permanece internada, ya que tienen que colocarle una placa de titanium en el arco superciliar izquierdo, justo arriba del globo ocular, donde recibió la peor parte del ataque.
Es por esa herida que aún no fue dada de alta, aunque tuvo la posibilidad de ver a sus dos hijos, que la visitaron en el centro de salud y que al momento están al cuidado de sus seres queridos.
También habló de la relación que mantenía con el violento agresor, aunque reconocerá: “jamás pensé que iba a hacer lo que hizo”. Consultada por el portal de internet Primer Plano Online sobre su estado de salud actual, la chica señaló que se encuentra “esperando que me informen cuando me van a operar del ojo pero por suerte estoy bien”.
Es que en un primer momento, se informó que la víctima había perdido la visión de su ojo derecho. “Por suerte lo que me doy cuenta es que veo. No como veía antes pero la visión sigue estando”, señaló.
Además del rostro, Romero padeció golpes en todo su cuerpo. “Me siento dolorida y desacostumbrada a estar tanto acostada, pero estoy bien. Sobre la agresión la verdad es todavía estoy perdida. Es como que no llego a encontrarme. Lo único que sé es lo que pasó esa noche y nada más. Yo lo único que sé es que estaba acostada, ladraban las perras y cuando me levanté a ver por qué ladraban entró él, me quiso sacar el teléfono, y yo luché para que no me lo saque. Después ya no me acuerdo más nada. Jamás imaginé que podría hacerme algo así”, dijo.